"Estábamos en Cancún y yo me quedaba mucho en el celular porque tenía gente con quien hablaba todo el día", contó Eduardo (25), estudiante de medicina. También explicó a hoyxhoy cómo terminó una relación de pareja, en gran parte por su uso desmedido de la tecnología. En este caso, WhatsApp.

Eduardo aclaró que su entonces pareja, Juanita, le pedía que "por favor" dejara de usar el celular a cada rato. "Ella se enojaba, con justa razón", confesó.

Esta nueva tendencia, según el investigador, Daniel Halpern -quien condujo el estudio junto a Martina Piña-, refleja una cosa: los chilenos carecen de alfabetización digital. TrenDigital, de la Facultad de Comunicaciones UC, lleva más de tres años estudiando específicamente cómo el uso de la tecnología moldea la vida en pareja y ayer entregaron los resultados de su último estudio.

Halpern también comentó en la presentación que las redes sociales afectan profundamente a una persona, al punto de cambiar cómo uno se ve a sí mismo. Según el investigador UC, al crear un perfil en redes sociales, uno busca mostrar una imagen propia al tiempo que uno se descuida a sí mismo. Asegura que cuando se desarrollan estas personalidades online "nos empezamos a creer el cuento en base a esa persona online, que no soy yo".

El estudio

Esta investigación en particular duró un año y se realizó a través de una encuesta online. En ella se preguntó sobre cuatro cuatro puntos generales: percepción de calidad de pareja, principales conflictos, frecuencia en el uso de TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación), y las citas virtuales. Controlaron a las personas al comienzo y al final del estudio, enfocándose en quienes contestaron que sí tenían pareja en el primer control. El estudio arrojó correlaciones entre el abuso del celular y el quiebre amoroso. "Los que terminaron usaban WhatsApp una hora más que los otros", dijo el investigador. Según los resultados, en promedio los que terminaron su relación indicaron usar la aplicación de dos a tres horas, a diferencia de quienes seguían en pareja que lo usaban una a dos horas.

Los principales conflictos que encontró el estudio fueron: interrumpir conversaciones con tu pareja por revisar mensajes en el teléfono (80,2%), quejarse de que tu pareja no deja de mirar el teléfono (71,1%), y malentendidos por haberse comunicado por mensaje y no cara a cara (70,8%). También llamó la atención que 36,7% de los encuestados aseguró perder instancias de intimidad por el uso que le dan a la tecnología.

Alfabetización digital

Eduardo se mantiene crítico con respecto a su pasado: "Viéndolo en retrospectiva, le estaba dando más atención a un celular que a mi propia pareja".

Nidia Arias (49), cocinera de un restorán en Tobalaba, aseguró que su pareja es "El as de la tecnología". Asimismo, contó a hoyxhoy que hace cinco años que su vida en pareja comenzó a deteriorarse por el excesivo uso que su novio le daba al celular. Ellos continúan juntos, pero como confesó Nidia: "La relación ya no es de pareja, sino más bien como una compañía". A pesar de que ella recurrió al psicólogo y a distintos seminarios para aprender a lidiar con este problema, y a pesar de que él bajó su frecuencia de uso del celular, la cocinera aseguró que "algo se quebró" con su pareja.

Según Halpern estos hábitos son los que hay que cambiar, debido a que esta tecnología llegó para quedarse. "No es mala la tecnología, solo depende de la educación digital que uno tenga", aseguró el docente. "A Chile le hace falta madurez digital", sentencia.

Amor binario

El caso de Nicolás (24) y Luisa refleja el caso de una pareja en la que sí predominó el amor. Llevan un poco más de un año juntos y, cómo reveló Nicolás, estudiante de producción en sonido, estuvieron al borde de un quiebre. "Ella revisaba el celular y yo tenía que pegarme a la tele porque era imposible dialogar tranquilamente", aseguró.

Nicolás se declara totalmente en contra del abuso de celulares en la pareja y lo dice por experiencia: "Tuve una ex a la que le tenía que decir lo mismo, porque ella revisaba el celular todo el rato cuando comíamos". Por su experiencia, aprendió a expresar sus inquietudes y cuando los hábitos de Luisa se tornaron insufribles para él, decidió darle una oportunidad y conversarlo. "Pensé en terminar pero preferí dar el tiempo para solucionar el problema. Ahora, menos mal que entendió que hay un tiempo para todo", señaló. Para los investigadores, el asunto está en que los tiempos deben ser bien distribuidos. Halpern aseguró que la alfabetización digital implica no prohibir el uso del celular, sino más bien encontrar los tiempos y ritmos adecuados: "Reconocer que hay una necesidad, que hay un hábito que ya está instaurado, es mucho más importante que imponer una conducta. Ese es el punto de la alfabetización digital", señaló.