El bailarín profesional y destacado exponente nacional de pole dance, Felipe Mendoza, asegura que la disciplina que practica es muy completa. Hacer acrobacias usando una barra metálica no solo hace trabajar la mayoría de los músculos, aumentando consigo la fuerza, resistencia, flexibilidad y coordinación, sino que también ayuda a las personas a superar el miedo a la altura y a mejorar su autoestima. "Las alumnas que han llegado a mis clases se sienten más seguras con el tiempo y terminan aceptando su cuerpo tal cual es. Llegan con polera y pantalón de buzo, pero después se atreven con petos y shorts", afirmó Mendoza. Duele, cuesta y cansa, en palabras del bailarín, pero aún así siente que esta técnica, que mezcla danza con gimnasia, vale la pena ser practicada.

El antiguo "baile del caño"

La técnica se hizo popular hace unos años por Showmatch, programa argentino donde diversas bailarinas realizaban el famoso "baile del caño". Sin embargo, los campeonatos internacionales de la disciplina han buscado remover su lado erótico, a través de la descalificación de los atletas que hagan movimientos sexuales sobre el escenario. "Las personas que practican el pole dance más erótico lo hacen de forma vulgar, aun cuando perfectamente puede existir algo erótico con cierto nivel de dificultad. La mayoría de ellas no tienen conocimiento de danza ni de deporte, lo único que hacen es sobajearse en el fierro y eso es feo y vulgar", dijo Mendoza.

El 27 y 28 de junio pasado se realizó el primer torneo federado de la disciplina en la Ciudad Deportiva de Iván Zamorano, el cual se adecúa al reglamento internacional que exige una competencia nacional para optar por cupos del International Pole Sport Federation. Felipe Mendoza no tuvo necesidad de participar, porque su cupo ya estaba asegurado al ganar el primer puesto en Londres un año antes.

En tanto, según Mendoza, no serían más de 80 los hombres que practican esta actividad en el país, una cifra muy baja en comparación a las casi 2.000 alumnas de más de 20 escuelas y gimnasios que ofrecen cursos de la técnica, en versión deportiva y también erótica. "Han llegado hombres a tomar clases, pero son pocos. En general les va mejor con el tema de la fuerza, pero a las mujeres se les hace más fácil la coordinación y la flexibilidad. Son un poco más inteligentes para trabajar con su cuerpo en esta actividad", dijo el bailarín.

En sus palabras, la disciplina es clave. "Trato de entrenar todos los días, tres horas diarias, descansando solo el fin de semana. Cuando estoy sin competencia, reparto una hora para calentamiento, fuerza y flexibilidad, y dos horas para practicar secuencias y trucos. En competencia, me tomo media hora para calentar y el resto para preparar las coreografías", explicó. Sus entrenamientos, que lleva a cabo en la academia Cambré Studio, además de clases de flexibilidad con Osvaldo Montiel en el CFT Estudio Profesor Valero, le han reportado diversos triunfos por el mundo. Este año ganó el campeonato internacional de Londres y el segundo puesto en Beijing.

El año pasado obtuvo el primer puesto también en Londres y en el Sudamericano que se realizó en Buenos Aires. Sin embargo, cree que no ha sido apoyado lo suficiente. "Quizá suene un poco ególatra, pero actualmente no solo estoy representando a Chile, sino que a toda Sudamérica. Encuentro injusta la falta de reconocimiento. Otros son reconocidos hasta cuando sacan un tercer lugar, lo cual está bien que pase, pero me da rabia que siendo dos veces campeón mundial los únicos que sepan de esto son los que se mueven en el medio del pole dance", dijo.

En noviembre, el bailarín participará del campeonato internacional en Hong Kong, financiando todo con su propio bolsillo. "Ninguna empresa o marca quiere auspiciar esta disciplina por el tema del erotismo, no se sienten identificados con eso. Sienten que todavía es el baile del caño y eso me perjudica. Cuando he buscado ayuda, he tenido que invertir tiempo de mi entrenamiento y de mis clases y no ha resultado nada", exclamó.