En el vertedero ilegal más grande del país, ubicado en la población El Manzano de la comuna de San Bernardo, un niño juega con su volantín entre residuos orgánicos, piezas de vehículos, cadáveres de animales y artículos electrónicos desmantelados. Esta misma basura es alimento, vestuario y fuente de ingresos de decenas de individuos que habitan en improvisados lechos de madera y latas, sobre un camino de tierra donde descansan los vestigios de televisores, computadores, celulares, microondas, entre otros artículos electrónicos, que otros desechan y que vuelven a ser valorizados por la acción de estos recolectores.

"Acá a veces llegan camiones a botar artículos electrónicos, muchos de ellos funcionando. Los ofrezco en la feria por unas monedas o los desarmo y los vendo como chatarra. Así puedo comer", afirmó Jorge Navarrete, que vive hace años entre la suciedad, a pocos metros de un colegio, un jardín infantil y un centro de salud.

Un informe de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU) situó a Chile como el país que más desecha basura electrónica en Latinoamérica, con 9,9 kilos por habitante al año, seguido por Uruguay (9,5 kg), México y Panamá (8,2 kg cada uno). En el mundo se están desechando al año 41.8 millones de toneladas de este tipo de basura. Según un informe de 2011 del Ministerio del Medio Ambiente, el 82% de este tipo de residuos en el país tiene destino desconocido, pudiendo quedarse en hogares, bodegas o incluso llegando a parar en vertederos ilegales o microbasurales.

Estrago medioambiental

En palabras de la jefa de la oficina de residuos del Ministerio del Medio Ambiente, Maritza Rojas, entre el 2009 y el 2015 se habría duplicado la cantidad de residuos electrónicos que desechamos los chilenos. "Esto responde al aumento de consumo que existe de este tipo de productos y su constante recambio", afirmó. El nivel de toxicidad de estos artículos, al mezclarse con la demás basura, aumenta y representa un peligro para la salud. Entre otros metales tóxicos, el mercurio, presente en las pantallas LCD, produce daños al cerebro y el sistema nervioso; el plomo, que se encuentra en los rayos catódicos de los monitores CRT de los televisores antiguos, potencia el deterioro cognitivo; mientras que el cadmio puede provocar infertilidad y el cromo problemas a los riñones y huesos. "Las personas que habitan en esos lugares son las más expuestas. Por eso es indispensable su capacitación para el manejo de este tipo de residuos", señaló la directora ejecutiva de Chilenter, Irina Reyes. En cuanto al daño ambiental, esta acumulación de residuos contamina las napas subterráneas y el agua utilizada para el regadío de cultivos.

Campañas de reciclaje

En el país las organizaciones Chile Recicla, Degraf, Recycla y Chilenter se encargan de darle un nuevo uso a estos artículos electrónicos en desuso. La directora ejecutiva de Chilenter, Irina Reyes, explicó los objetivos de la fundación: "Tenemos 11 años de vida. Hasta el 2009, nos dedicábamos fundamentalmente a reacondicionar los computadores para darles una segunda vida a través de donaciones a organizaciones sociales y colegios de menos recursos. Desde aquel año, se sumó la necesidad de reciclar los computadores que nos eran entregados por los reacondicionados. Comenzamos a abrirlos, valorizando cada una de sus partes y piezas, llegando a reciclar la totalidad de los aparatos. Nada se entierra o se bota, incluso el plástico", explicó Reyes. La fundación ya ha realizado exportaciones masivas de estos componentes a Europa y, entre los proyectos próximos, se encuentra el éxodo de 250 toneladas de pantallas CRT a Bélgica, donde separarán el vidrio de su material tóxico, el plomo. Sobre el reciclaje, la jefa de la oficina de residuos del Ministerio del Medio Ambiente, Maritza Rojas, afirmó: "El llamado a la ciudadanía es a aprovechar que existen organizaciones que actualmente se están haciendo cargo de los residuos electrónicos. Llamo a actuar de forma responsable con los productos, a pensar primero si es necesario adquirir uno o cambiarlo en un tiempo tan corto. Tenemos que ser consumidores responsables, colaborando en todas las fases de la cadena".