• Bitácora de un chileno golpeado en Polonia por un cabeza rapada

    "La gente está muy asustada con la migración", cuenta el profesor Cristian Ramos tras ser agredido. El gobierno polaco le ofreció disculpas con un concierto y hoy se reúne con la alcaldesa de Varsovia.

    Sábado 20 de febrero, 16.30 horas, Varsovia, Polonia. Cristian Ramos Muñoz, 36 años, chileno, profesor de piano de una prestigiosa escuela pública termina el concierto de sus alumnos y sube al último vagón del tren que lo llevará a casa. Dos estaciones más allá, asciende un hombre blanco, de 1,80 metro, cabeza rapada, musculoso, jeans y chaqueta negra. Bebe cerveza. Se sienta frente al nacido en la oficina salitrera de Pedro de Valdivia, que lee un libro. El skinhead se duerme. Su celular suena y lo despierta. Está desorientado. Se pasó de su bajada.

    - ¿Dónde estamos?, le pregunta al chileno.

    - Parece que en Varsovia Sajotnia, le responde Ramos, de 1,63 de altura, que por estar concentrado en su lectura se equivocó en una estación en la referencia.

    - ¡Me estás mintiendo! ¿De dónde eres?

    - Eso no tiene importancia.

    - ¿¡De dónde eres!?

    - De Chile.

    - Aaaaaah.

    - Siéntate, conversemos un rato.

    - (Se sienta). Yo estuve en América del Sur, en Uruguay, trabajé ahí. La gente era buena. Yo ando buscando a alguien que me enseñe idiomas. ¿Me enseñas inglés?

    - Yo no soy profesor de inglés.

    - ¡Ah! ¿No me vas a enseñar inglés?!

    Y sin preámbulo, el individuo le pegó un botellazo en la cara, le sacó un diente, le dio manotazos en la cabeza y le lanzó rodillazos sin éxito.

    Ramos cree que estaba buscando motivos para agredirlo. "Pienso que fue porque era extranjero. No puedo asegurarlo, pero sí he sabido de casos", cuenta el instrumentista de la U. de La Serena.

    El diente quedó en el pasillo. El músico sólo quería recogerlo, pero sabía que no era buena idea agacharse, por lo que tuvo una ocurrencia.

    - Por favor, ¿me puedes pasar el diente?, le pidió a su agresor.

    - ¿Ah, es tuyo?

    - ¿No te diste cuenta de que me lo partiste con la botella?

    El sujeto se agachó, lo tomó, lo sopló y se lo pasó a su víctima.

    "Fue muy absurdo", analiza Ramos. Todo duró 13 minutos. Ambos se calmaban, se volvían a sentar, conversaban y de repente el europeo arremetía. El golpeado entendió que su única opción era domarlo y aguardar hasta que llegaran a su estación, para huir.

    "Mi única arma era la conversación, distraerlo", se justifica el padre de dos pequeñas. Hasta que llegó su momento.

    - ¡Por favor, necesito ayuda!, gritó Ramos cuando llegaba a destino.

    - ¿¡Y a quién le estás pidiendo ayuda!?, dijo el atacante, que se volteó a mirar. El pianista aprovechó y corrió hasta bajarse.

    Dar y recibir

    Ramos llegó a estudiar el 2004 por tres meses a la Academia de Chopin y entre un ir y venir, previo matrimonio con la flautista polaca Joanna Tic, el 2013 decidieron radicarse en Varsovia.

    "Con el profesor Julio Torres, de la U. de La Serena, nos dimos cuenta que yo era más necesario acá, porque si nosotros no tocamos música chilena acá, nadie lo va a hacer", explica.

    El 2015 lo llamaron desde una escuela pública. "Ese es el sueño de cualquier músico. Tienen la mejor infraestructura, con alumnos muy talentosos", detalla.

    Unos apoderados supieron de la agresión y se lo contaron a dos periodistas locales. La noticia se masificó y se ha publicado en los últimos días hasta en The New York Times y el inglés The Guardian, según cuenta la cónsul de Chile en Varsovia, Lorena Guzmán.

    Tanto creció la bola, que la estatal Defensoría del Pueblo (organismo de derechos humanos) lo contactó para ofrecerle disculpas.

    "Yo siempre me sentí seguro acá, pero con lo que pasó, con mi esposa habíamos decidido devolvernos a Chile", confiesa. Agrega que con la ola de migración y los atentados en París, hasta un país pacífico como Polonia está revuelto.

    "La gente anda con miedo. En general no es capaz de atacarte por una cuestión racista, pero hay algunos que sí y ahora se sienten con motivos para hacerlo", plantea.

    El Defensor del Pueblo conversó con él y le dijo que buscaría razones para que se quedara, porque su país necesita del intercambio cultural. Así, el lunes de la semana pasada él y su señora abrieron el concierto anual de conmemoración del natalicio de Chopin, que se realiza en la biblioteca de Varsovia. Ante 400 personas, y con discursos de las autoridades que apuntaban a que Polonia no es un pueblo violento y sí solidario. Cristian y Joanna interpretaron una pieza del chileno Sergio Berchenko llamada "Dar y recibir son lo mismo". Fue su mensaje. "A la gente le encantó", asegura.

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