• Francisco llamó a no cerrarle las puertas a la inmigración

    Ante mucha menos gente de la prevista, el Papa cerró su visita a Chile en Iquique, donde abogó por la hospitalidad hacia quienes vienen en busca de una mejor vida.

    Leo Riquelme

    La última misa del Papa Francisco en Chile estuvo marcada por las alusiones al espíritu religioso y festivo de Iquique, la Virgen María y un llamado a acoger a los migrantes.

    "Iquique es tierra de sueños -eso significa el nombre en aymara-; tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas que han tenido que dejar a los suyos, marcharse. Una marcha siempre basada en la esperanza por obtener una vida mejor, pero sabemos que va siempre acompañada de mochilas cargadas con miedo e incertidumbre por lo que vendrá", dijo en su sermón.

    "Iquique es una zona de inmigrantes que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres; de familias enteras que, ante la adversidad, no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida. Ellos -especialmente los que tienen que dejar su tierra porque no encuentran lo mínimo necesario para vivir- son ícono de la sagrada familia que tuvo que atravesar desiertos para poder seguir con vida", añadió .

    "Esta tierra es tierra de sueños, pero busquemos que siga siendo también tierra de hospitalidad. Hospitalidad festiva, porque sabemos bien que no hay alegría cristiana cuando se cierran puertas; no hay alegría cristiana cuando se les hace sentir a los demás que sobran o que entre nosotros no tienen lugar", remató.

    El obispo de Iquique, monseñor Guillermo Vera, le agradeció su visita, sus palabras y le aseguró que la inmigración "nos ha ido enriqueciendo y haciendo madurar como comunidad, y nos está permitiendo vivir con fuerza que todos somos necesarios".

    La misa en Playa Lobito fue seguida por unas 80 mil personas, que ocuparon apenas cuatro de las 16 parcelas que se habían habilitado en la explanada, apta pára recibir a 400 mil fieles.

    Algunos de los asistentes apuntaron que las exigencias iniciales de la organización desincentivaron la asistencia, como que no se podían portar quitasoles y que sólo se podía llevar un litro de agua. También criticaron que se optara por una playa situada a cerca de 20 kilómetros al sur del centro.

    Auxilió a carabinera

    Un caballo encabritado impactó al Papamóvil cuando viajaba con Francisco, lo que hizo caer a la carabinera Ana Belén Aguilera. El Papa se detuvo y la acompañó hasta que fue llevada al hospital regional. Está en buen estado y la visitó el general Bruno Villalobos.

  • Pareja le pidió bendecir argollas y el Papa los casó

    Tripulantes de vuelo iban a casarse por la iglesia católica el 27 de febrero del 2010.

    Su idea era que le bendijeran los anillos, pero terminaron casados. El Papa Francisco celebró ayer en su vuelo entre Santiago e Iquique el matrimonio de una pareja de tripulantes del avión Latam, Paola Podest y Carlos Ciuffardi, quienes estaban enlazados por el civil hace ocho años. Su acción se convirtió de paso en el primer matrimonio consagrado por un Pontífice sobre un avión.

    El matrimonio contó a la bajada que siempre pensó en acercarse a Jorge Bergoglio para pedirle que bendijeran sus anillos. La pareja tenía programado casarse por la iglesia el 27 de febrero de 2010, pero el terremoto de esa madrugada frustró el plan.

    Ciuffardi y Podest explicaron que en el viaje le relataron su historia al Papa, quien empezó a preguntarle por sus vidas. En un momento les consultó si deseaban casarse por la iglesia, a lo que dijeron que ese era su deseo.

    "¿¡Pero estás segura que quieres casarte!?", le inquirió el Papa, según reprodujo entre risas Podest. "¡Sí", le habría respondido ella.

    Así, Francisco ofició la improvisada ceremonia, que contó como testigo con el gerente de la aerolínea, Ignacio Cueto, y el más estrecho colaborador del Papa, el monseñor colombiano Mauricio Rueda, de la Sección para la Relación con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano. Todo quedó registrado en un papel manuscrito.

  • Bachelet despidió al Pontífice y agradeció sus mensajes

    La Presidenta afirmó que su visita convocó al reencuentro y a ponerse "en el lugar del otro". Francisco afirmó que el "pueblo chileno es muy bueno" y pidió "unidad y paz".

    Con una diablada y el saludo de autoridades y organizadores, el Papa Francisco dejó Chile ayer a las 16.50. Al aeropuerto Diego Aracena de Iquique llegó la Presidenta Michelle Bachelet, quien agradeció su visita.

    "Representando a todos los compatriotas, al margen de las creencias de uno u otro, quisiera agradecer la visita a Chile, agradecerle el mensaje que ha dado de que sigamos avanzando como país en un clima de unidad, fraternidad y solidaridad. Que nos pongamos en el lugar del otro, que seamos capaces de mirarnos a los ojos, de reencontrarnos como sociedad pese a que podamos tener diferentes perspectivas", dijo en la losa.

    "Creo que es un mensaje que nuestros compatriotas han recibido con alegría, y como él ha dicho, con esperanza", agregó.

    Cuando dejaba Santiago, Francisco dijo que se marchaba "muy contento con Chile", porque "el pueblo chileno es muy acogedor y muy bueno". Ya en Iquique, agradeció a la organización y a los miles de voluntarios que trabajaron en la visita. "Qué más puedo desearles que terminar mi visita diciéndole al Señor: mira la fe de este pueblo, y regálales unidad y paz".

    hasta el 21 de enero Francisco permanecerá en Perú. Visitará Lima, Puerto Maldonado y Trujillo.

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