por katherine salosny / @kathysalosny

No es fácil escribir esta columna. Pero no puedo dejar de compartir con ustedes, en este medio que me da un espacio semanal para hablar de los temas que me importan e interesan, la situación que he vivido en los últimos días.

Todos saben que fui detenida hace una semana por manejar con alcohol. Y sí, es muy duro. Cuando en esa fracción de segundos tomas una decisión equivocada, como en este caso, en que a la salida del estreno de una obra de teatro donde participan amigos, me subí al auto habiendo tomado alcohol en un cóctel que hubo después de la obra.

Es difícil y duro enfrentar que en un minuto tus acciones, en este caso irresponsables, te ponen en una situación que no dimensionas, incluso, sabiendo que existe una ley que he defendido y difundido en la que se prohíbe manejar con alcohol. Esa fracción de segundos en la que me subí al auto y manejé o el momento en que tomé cuando sabía que debía conducir. Y ocurre lo que uno no cree que le va a pasar: el control de Carabineros a la salida del estacionamiento. Se me vino todo encima. Eso de que "a mí no me va a pasar" es una tontera, pues sí pasa y me pasó.

Al mismo tiempo te das cuenta que siendo una persona pública, tienes mayor responsabilidad de los actos que realizas y tienes que dar el ejemplo, ya que siento que como comunicadora tengo una responsabilidad social con el público. Tienes que ser un ejemplo y coherente con lo que dices.

Han sido días de reflexión duros, pero al mismo tiempo de asumir mi responsabilidad, de pedir disculpas a toda las personas que han sufrido pérdidas de sus seres queridos por accidentes y hoy a la espera del proceso judicial donde tendré que asumir todas las consecuencias, ya que cometí un delito por lo que he pedido disculpas públicas. En este caso, agradezco que no hubiese hecho daño a alguna persona.

Soy una ciudadana más, esto ha sido un lección para mí. Ni en los peores momentos de mi vida había sentido este peso y arrepentimiento. Espero que esta experiencia que he vivido sirva para los demás que, como yo, pensamos que con unas copitas no pasa nada. Vivirlo es una pesadilla que tiene consecuencias graves y costos que pagar.

Sólo me queda dar las gracias por la comprensión que he recibido de la gente, de mi familia y amigos, que incluso sabiendo de la situación me han mandado mensajes para seguir adelante.

"Es difícil enfrentar que tus acciones, en este caso irresponsables, te ponen en una situación que no dimensionas."

"Esto ha sido una lección para mí. Ni en los peores momentos de mi vida había sentido este peso y arrepentimiento."