• Alertan sobre peligros de guantes y mascarillas para el medioambiente

    Los Elementos de Protección Personal (EPP) son accesorios cotidianos y ya es posible verlos botados en la calle. Los tapabocas quirúrgicos tardan 400 años en biodegradarse.

    N.E.

    Los Elementos de Protección Personal (EPP) nunca habían sido tan demandados -y fabricados- como ahora, cuando el mundo vive la pandemia del Covid-19. Así, mascarillas, guantes, escudos faciales y otros accesorios que impiden el paso de virus se han vuelto de uso tan cotidiano como los gorros y las bufandas que abundan en esta época del año.

    Pero a pesar de su indiscutible efectividad en el control de la propagación del coronavirus, expertos de la Universidad de Talca advirtieron que estos elementos son un peligro para la salud y el medioambiente.

    El investigador del Instituto de Química de Recursos Naturales de esa casa de estudios, Diógenes Hernández, sostuvo que "el 99,9% de los materiales que se ocupan en la elaboración de estos EPP contra el Covid-19 son compuestos por polímeros -estructuras químicas- de origen artificial, por lo que no son biodegradables".

    Es más, de acuerdo al experto las investigaciones que se han realizado sobre esta materia "han determinado que esto va a ser un desecho tan complejo como lo que puede significar una bolsa de basura, botellas, envases, entre otros (…) porque las características fisicoquímicas de estos materiales -baja densidad y no absorbentes de agua-, es su liviandad, lo que provoca que estos desechos puedan quedar y desplazarse hacia cualquier punto -lagos, suelos, mar, etc.- y a la larga se van a transformar en basura que no conocíamos y con gran impacto ambiental".

    De hecho, ya es posible ver en las calles numerosas mascarillas abandonadas, al igual que guantes y algunos escudos faciales que no sólo ensucian, sino que también pueden estar infectados.

    Y todo se vuelve más preocupante al tomar en cuenta que las mascarillas quirúrgicas tardan alrededor de 400 años en descomponerse, de acuerdo al Consorcio de Rersiduos Urbanos de Navarra (España), mientras los guantes biodegradables hacen lo mismo en al menos 30 años.

    A fin de evitar la acumulación de este tipo de basura se han desarrollado proyectos de mascarillas biodegradables, como uno de los 63 que está financiando el Ministerio de Ciencia y ANID.

    Cómo desechar los epp

    El prevencionista de riesgos y coordinador de Bioseguridad de la Universidad de Talca, Omar Carrasco, afirmó que hay que tener mucho cuidado al momento de desechar los EPP, especialmente los guantes y mascarillas.

    Por ejemplo, Carrasco dijo que en el ámbito hospitalario, una vez desechados estos elementos "se deben clasificar y tratar de forma especial como patogénicos, ya que son potencialmente infecciosos". Esto, precisó el especialista, es independiente de su materialidad.

    Asimismo, el prevencionista de riesgos dijo que a estos residuos se les debe "verificar la trazabilidad, desde la generación hasta la deposición final y su tratamiento, el cual puede ser en un relleno sanitario o directamente la incineración".

    Respecto de los EPP a desecharse en los domicilios, el experto mencionó que se debe tener cuidado al manipularlos para botarlos a la basura, debido a la probabilidad de ser contagiosos. Por esta razón, Carrasco recomendó ponerlos en una bolsa donde se indique de forma evidente que lo que se encuentra en su interior corresponde a objetos contaminados, de modo que quienes lo vean queden advertidos.

    "A la larga (los EPP) se van a transformar en basura que no conocíamos y con gran impacto ambiental.

    diógenes hernández, investigador u. de talca"

    400 años pueden demorar en desintegrarse las mascarillas quirúrgicas.

    en 30 años aproximadamente se degradan los guantes vendidos como biodegradables.

    hay que tener cuidado al manipular estos elementos luego de su uso y botarlos separados de otras basuras.

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  • Ingeniería de la PUC crea una máquina para desinfectar equipos de protección personal

    Desde marzo, un grupo de académicos y estudiantes de la Escuela de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica diseñaron y construyeron la máquina LightWash C-19. Se trata de una tecnología capaz de inactivar el coronavirus en equipos de protección personal y diversa indumentaria, tales como mascarillas N95, mascarillas quirúrgicas, escudos faciales, pecheras y guantes, entre otros.

    La iniciativa fue una de las cuatro ganadoras de la convocatoria COVID, "Colaboración y Vida", que realizó la Fundación Chile. El equipo ya está funcionando en la Posta Central y en la Minera San Pedro (Til Til, Región Metropolitana) para desinfección de implementos de seguridad de los trabajadores. También está en clínicas odontológicas.

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