• En defensa de la carne

    La semana pasada la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), un organismo que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó a medio planeta tiritón al afirmar que -tras, según ellos, realizar extensos y serios estudios- el consumo de carnes (principalmente de vacuno, chancho y cordero) podía considerarse cancerígeno para los seres humanos. Peor aún, afirmaban también que las carnes procesadas (jamones, salchichas, etc.) son derechamente cancerígenas, poniéndolas en el mismo grupo que al tabaco, el amianto o la contaminación ambiental. O sea, un golpe bajo para los que amamos la carne. Además, por esas cosas del destino, me tocó enterarme de esta noticia leyendo el diario en el aeropuerto de Montevideo, Uruguay, un país de excelente carne y donde este producto es consumido prácticamente a diario por millones de personas. De hecho, la nota que leí citaba a expertos del Ministerio de Salud uruguayo, los que salieron al paso de la IARC, aclarando que -en su opinión- al final las carnes tienen más beneficios que contraindicaciones para quienes la consumen, siempre y cuando esto se haga adecuadamente.

    Entonces, ¿qué se entiende por comer carne "adecuadamente"? Bueno, lo primero -y lógico- es saber que si uno come carne todos los días de su vida, lo más probable es que termine enfermándose de algo. Aunque claro, si uno come todos los días lechuga o queso, seguro que también algo malo le pasará. En resumen, el consumo de carne debe alternarse con legumbres, pescados, verduras, granos y frutas. En otras palabras, hay que comer de manera balanceada. O sea, nada que no sepamos. Ahora bien, otro aspecto a considerar cuando hablamos de comer carne "adecuadamente" tiene que ver con la cocción que le damos al producto. Me explico. La podemos comer más o menos cocida según nuestros gustos, pero jamás carbonizada ni con puntas muy quemadas. Porque sépanlo, ingerir esas cosas cercanas al carbón es lo que hace mal. De hecho, no solo en las carnes, también en el caso de estar comiendo verduras o hasta pan tostado, hay que hacerle el quite a lo que viene quemado. De todas maneras suena lógico, ¿no creen?. Porque nada que esté carbonizado tiene buen sabor. Otras precauciones que hay que tener en cuenta se relacionan con la limpieza de parrillas, planchas y sartenes; procurando que no se acumulen en estos utensilios restos de carne quemada. ¿Y qué hacer con las carnes procesadas? Bueno, comer sólo las de buena calidad, no esas salchichas de cuarta que venden por ahí.

    Así que ya lo saben, no hay que dejar de comer carne ni los productos que se hacen con ésta. Solo hay que alternar su consumo con otros alimentos y nunca dejar que se queme. Y para que sigan tranquilos, aquí les dejamos una simple, rica y SANA receta de carne al horno.

  • Ojo con la grasa

    Más que la carne, lo que a muchos les puede hacer mal es el consumo excesivo de grasa. Entonces, lo que hay que hacer no es limpiar la carne y luego cocinarla. No, porque la grasa ayuda a que la carne quede con mejor sabor. Lo que sí hay que procurar es no comerse la grasa una vez que fue cocinada. Es decir, usar la grasa como saborizante pero no como alimento.

  • La salsa

    Algo que se puede hacer -rápidamente- mientras se sirve esta receta es colar el jugo que quede en la budinera y hacerlo hervir un par de minutos, para que se reduzca. Luego, este líquido se puede verter encima de cada trozo de carne.

  • Tocino

    Si quieren ponerle algo más de sabor a esta preparación, pueden incluir algunos trozos de tocino en la mezcla de papas, camotes, cebollas y pimientos. Pero ojo, si lo hacen, agreguen menos sal.

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