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Que nadie más muera de frío
Muchas veces no vemos a las personas que están en situación de calle, las ignoramos y pasan a formar parte del paisaje urbano. Cuando en cada invierno los noticieros contabilizan los muertos por hipotermia, pasan a ser solo un número más para muchos de nosotros. Sin embargo, no podemos pretender que no existen, que no tienen familias, que no son padres, madres, amigos, hermanos o hijos.
El desafío que tenemos como sociedad es preguntarnos ¿por qué viven en la calle? Muchos de nosotros respondemos esta interrogante sobre la base de prejuicios como: "Son flojos, son drogadictos, les gusta vivir así o eligieron estar ahí". Estas creencias son la principal barrera que nos separa, pues todos nosotros podríamos llegar a vivir en la calle. Podríamos perder el trabajo, tener un problema de salud, tener un accidente, entrar en depresión, romper lazos familiares y quedarnos solos. Este es un camino que cualquiera de nosotros podría recorrer.
Una realidad que acecha
En Chile, cerca de 15 mil personas viven en situación de calle. Esta realidad no sólo implica dormir sin un techo, sino que construir una vida en torno a la calle; trabajar, tener amigos, procurarse la comida diaria, protegerse de las policías, en definitiva, sobrevivir.
Quienes llegan a la calle dejan de recibir beneficios que, por ejemplo, entrega la Ficha de Protección Social. Además de eso, reciben amenazas y violencia directa de personas, siendo permanentemente expulsados de los lugares en los que habitan.
El invierno se acerca y esto es una catástrofe para quienes viven en la intemperie. La calle mata de muchas maneras. Esta última semana hemos perdido a seis chilenos que murieron de frío. Sin embargo, su verdadera causa de muerte, es la indiferencia. Es urgente hacer algo al respecto.
Pido a las autoridades, tanto al Ministerio de Desarrollo Social, Intendencias y Onemi, abrir los albergues desde este fin de semana (aún no están disponibles todos los necesarios) y tomar medidas eficientes al respecto. No podemos lamentar más muertes, es necesario una política pública permanente y una proyección a largo plazo para dar una solución más que oportuna.