Nicolás Labra G.

La Selección Chilena terminó de la peor forma un ciclo exitoso de diez años que concluyó con tres finales, dos títulos y un trofeo amistoso con la incipiente China Cup en enero de este año. La Roja, desde la llegada de Juan Antonio Pizzi en enero del 2016, sufrió una transformación tanto futbolística como anímica que terminó con el equipo con la soga al cuello y fuera del Mundial de Rusia 2018.

Se perdió la idea

En los dos periodos exitosos, tanto de Marcelo Bielsa como con Jorge Sampaoli, la Selección era reconocible por algunas premisas: propuesta ofensiva, idea de ataque y dominación a través de las bandas y la posesión y dos esquemas claros como el 4-3-3 y el 3-4-1-2.

Pizzi mutó la idea y fue buscando alternativas. Con el 4-3-3 y la incorporación de José Pedro Fuenzalida ganó la Copa Centenario en esos seis encuentros, pero después perdió la brújula. Probó con un 4-4-2 con Arturo Vidal de creador o, incluso, de una especie de falso nueve, y en las últimas cuatro fechas intentó con Jorge Valdivia como enganche cuando a EE.UU. ni siquiera lo nominó entre los 23.

En las Clasificatorias, de 14 duelos en su ciclo ganó cinco, empató dos y perdió siete con un 40% de rendimiento. Tras la Copa Centenario se jugaron 21 partidos con seis triunfos, siete empates y ocho derrotas. De esos, 10 fueron con la fórmula probada del 4-3-3 donde Chile ganó cinco, empató dos y cayó en tres.

Mientras se ocupó esa fórmula de tres al medio -incluyendo la Centenario y los diez anteriormente dichos- particularmente Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Arturo Vidal jugaron en ocho encuentros, de los que ganaron cuatro, empataron dos y perdieron dos.

Por eso se hace más contradictorio que Pizzi haya decidido cambiar el primer esquema, y después borrar a Marcelo Díaz. Esto, ya que la mayoría de victorias en su proceso se lograron bajo la fórmula del 4-3-3 o con esos tres volantes al medio.

Por ejemplo, cuando Chile varió al 4-3-1-2 desde la Copa Centenario hacia adelante, disputó 10 encuentros con esa fórmula y los resultados bajaron ostensiblemente: dos triunfos, tres empates y cinco derrotas. Pese al cambio, vale la pena destacar la inclusión de Jorge Valdivia, quien respondió ante Ecuador y contra Brasil se le vio más solo intentando generar juego.

Individualidades

Más allá de una idea de juego, la Roja bajo el mando de Pizzi sobrevivió mientras las individualidades estaban a buen nivel y marcaban la diferencia en la generación de goles, ya sea como asistencias o anotaciones.

Por ejemplo, cuando Alexis Sánchez y Arturo Vidal marcaron o asistieron, la Selección solo perdió dos veces. Fue un 1-2 ante Paraguay en Asunción por Clasificatorias y el 2-3 en el amistoso ante Rumania previo a la Copa Confederaciones. Pero pese a eso, la estadística fue más que positiva, ya que en 13 encuentros, se ganó nueve y se empató en dos.

El 'Niño Maravilla' aportó con ocho goles y ocho asistencias, mientras que el Rey aportó con seis goles y tres pases de gol.

Otro de los puntos claves es el pobre rendimiento que cosechó la Roja como visita en estas Clasificatorias. Con Pizzi al mando el equipo tuvo siete visitas, de ellas sólo se le ganó a Venezuela en marzo del año pasado con un 4-1, mientras que el resto de la cosecha fue un empate -el 0-0 ante Colombia- y cinco derrotas.

De esta manera, resultados que en las Clasificatorias rumbo a Brasil 2014 fueron triunfos forasteros como ante Paraguay y Bolivia ahora fueron derrotas.

La Roja se alejó de su esencia y terminó pagando las consecuencias que lo dejaron fuera de Rusia 2018.

el balance de pizzi en Clasificatorias fue de 40% al conseguir 17 de 42 puntos posibles.

mediocampo clave Con Díaz, Vidal y Aránguiz en el ciclo de Pizzi Chile jugó socho duelos. Ganó cuatro, empató dos y perdió dos.