• 24 horas por Ámsterdam, mucho más que barrio rojo y marihuana

    Con 500 kilómetros de ciclovías, la capital holandesa, considerada la ciudad más amigable para andar en bicicleta, es mucho más que drogas y sexo. Aquí un recorrido por sus calles y barrios más emblemáticos.

    Carolina Jamarne

    Son las 7:30. En Ámsterdam no ha amanecido. Las calles están vacías y los focos de luz no permiten ver la ciudad con claridad. De a poco, las cafeteras empiezan a funcionar y los locales a abrir sus puertas para albergar a sus primeros clientes: turistas recién llegados y personas -en su mayoría ciclistas- rumbo a sus trabajos.

    En Ámsterdam, las bicicletas son protagonistas. Cuando los primeros rayos de sol caen sobre el centro, los ciclistas se apoderan de las calles y en cada esquina ves decenas de ellas: amarradas a los árboles, a las rejas, a los postes, entre ellas y en estacionamientos. A diario transitan más de 800.000 ciclistas por la ciudad más amigable para moverse en este medio de transporte.

    Sin embargo Ámsterdam, no le dio la más grata bienvenida a Carolina, una muchacha argentina, quien a los pocos minutos de haber llegado, fue atropellada por una ciclista quien sin ni siquiera preguntarle cómo estaba, le gritó: "Fuck you!". Hoy, al igual que todos los días, los peatones tienen que jugársela por conseguir un espacio. Aquí, nadie los respeta, y ellos lo saben. Si un ciclista toca su campana, el peatón está obligado a cederle el paso o debe quedarse inmóvil para no provocar un accidente por el que, de seguro, será culpabilizado.

    De tour por la ciudad

    Durante el día, aunque la oferta de tours en bicicleta es atractiva, decidimos hacer un recorrido guiado a pie. En él, nos enteramos de la historia de la ciudad, de la existencia del templo budista más grande de Europa y que hay más bicicletas que personas en Ámsterdam y de mucho más. Esta ciudad no es sólo sexo y drogas. De hecho, hay panoramas para todos los gustos como la visita a la casa de Ana Frank, los museos de Van Gogh y el Rijks, un paseo por el Vondelpark, por el puerto, por las vitrinas del Red Light District, patinaje en hielo o ir a un coffee shop.

    Los orígenes

    La ciudad fue construida por dos pescadores que llegaron ahí y se empeñaron en habitarla. El espacio es bastante reducido y esto explica el porqué las casas son angostas y están pegadas unas a otras. Las estrechas puertas y escaleras no son aptas para meter los muebles, por lo tanto, los suben con una cuerda amarrada a una de las poleas de la fachada y los meten por la ventana.

    También, tuvieron que construir diques para dirigir el agua. Instalarse ahí no fue una tarea fácil, pero valió la pena. Hoy, sus residentes se sienten orgullosos y tienen ventajas que otros no tienen, como 500 kilómetros de ciclovías en una ciudad de 231 kilómetros cuadrados. Santiago, en cambio, con 641 kilómetros cuadrados de superficie, cuenta con 230 kilómetros.

    Al contrario de los que muchos piensan, la marihuana aquí es ilegal. Los cultivos no están permitidos. Cada coffee shop tiene derecho a vender 1,5 kilos de hierba diaria y cada cliente a consumir cinco gramos, pero los números no calzan. El local debe ser ilegalmente abastecido varias veces al día, pero se tolera. Esta ciudad da para todo, siempre y cuando no molestes ni incites a nadie a hacer algo que no quiere.

    De noche, las cosas se ponen calientes, las vitrinas del barrio rojo están a tope y los actores de los espectáculos de sexo en vivo no paran. Los coffee shop siguen abiertos y las opciones para bailar son diversas; hasta una iglesia se ha convertido en discotheque.

    Alrededor de las tres de la madrugada, algunos hambrientos circulan en la calle. Ámsterdam los entretuvo suficiente por esta noche, ya van de vuelta a sus albergues. Las papas fritas son la principal oferta a esa hora y una de las comidas típicas de la ciudad. Un cono de papas fritas y a la cama. Es hora de dormir.

    "Al contrario de lo que muchos piensan, la marihuana aquí es ilegal. Los cultivos no están permitidos.

    La casa de Ana Frank

    El refugio donde Ana Frank y su familia se escondieron de los nazis por dos años, durante la Segunda Guerra Mundial, es uno de los museos más visitados de la ciudad. Las habitaciones de la casa están vacías, pero conservan el ambiente propio de un escondite. En ella, se pueden ver documentos históricos, fotografías, películas, objetos originales pertenecientes a sus ex habitantes y hasta el propio diario de la adolescente.

    la entrada cuesta 9 euros, es decir, unos $7.000.


    Crucero por los canales

    Un paseo en barco por los canales de la "Venecia del norte", Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, es uno de los atractivos turísticos más populares. En ellos, se destacan los principales hitos de la ciudad, generalmente a través de una audioguía en múltiples idiomas. Existen diversas compañías y puntos de partida y de llegada para hacer este panorama.

    el precio de los tickets ronda los 10 euros, es decir, unos $8.000.

    de turistas visitan anualmente el museo de la Casa de Ana Frank. toma un ciclista en recorrer Ámsterdam de norte a sur. En auto, es el doble. de los residentes de Ámsterdam tienen una bicicleta. Algunos, sin embargo, tienen dos. 1 millón 30 minutos 75%
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