por álvaro peralta / @dontinto

¿Existirá algún individuo al que no le gusten los locos? En lo personal, no conozco a nadie tan mañoso como para negarse a unos buenos locos con mayonesa, una empanada frita de locos o, por ejemplo, un buen pastel de choclo con pino de locos.

Incluso más. Conozco a muy, pero muy poca gente, que no sea realmente fanática de los locos. Es que de verdad, su sabor tan particularmente marino y su textura suave pero al mismo tiempo levemente resistente (si se han cocinado bien) resultan únicos.

Lamentablemente, tienen un alto precio y en ciertas épocas del año es difícil conseguirlos. Además, todo esto sucede, primero, porque los locos son muy apreciados en el extranjero, por lo que gran parte de su producción es exportada. Y segundo, porque prácticamente durante todo el año hay vedas que prohíben su extracción en distintas regiones del país. Así las cosas, no hay por donde encontrar locos baratos, ni siquiera en las mismas caletas donde se extraen.

Como muestra, les puedo contar que en el último mes he visto la docena de locos (limpios y sin concha) por más de $20.000 en distintos mercados de Santiago. Y en restaurantes, una entrada de locos con mayonesa es difícil encontrarla por menos de $11.000 o $12.000. Y de ahí para arriba casi hasta el infinito.

Entonces, la pregunta de rigor. ¿Vale la pena gastarse una respetable cantidad de lucas en alguna preparación a base de locos? Yo creo que sí. Claro, no es para todos los días. Y dependiendo del presupuesto, ni para todas las semanas. Pero de vez en cuando, hacerse un cariñito con unos buenos locos -en la preparación de su preferencia- no viene nada de mal. Porque al final, si uno no se agasaja a sí mismo, ¿quién?

Lo único malo de todo esto es que quien escribe esta columna no puede comer hace ya mucho tiempo locos, por razones médicas. Pero como uno trata de ser generoso, de todas maneras acá va una receta clásica -y sin mucha dificultad- con este gran producto. Disfruten.

"En el último mes he visto la docena de locos (limpios y sin concha) por más de $20.000 en distintos mercados de Santiago.

La línea que separa la temporada alta de la baja ha ido difuminándose cada vez más entre los viajeros chilenos. Así lo demostró un estudio de la agencia Despegar.com, el cual reveló que el primer semestre de este año la compra de viajes subió en un 40% respecto del mismo período de 2015, y que la venta no sólo se concentró en enero y febrero.

Si bien en enero se realizó el 21% del total de las compras y en febrero se concretó el 24%, los meses de mayo y junio alcanzaron el 15% y el 16% respectivamente, sumando más del 30% del total.

De acuerdo a Dirk Zandee, country manager de la agencia, "la brecha de consumo -entre meses de temporada alta y baja- que antes era de un 20% hoy ha bajado a la mitad, situándose en un 10%". A su juicio, esto se explica en parte por la mayor competencia existente entre líneas aéreas.

El sondeo arrojó además que los chilenos prefieren los destinos internacionales: hubo un crecimiento de 50% en la demanda por estos, mientras el requerimiento por viajes dentro del país subió un 35%.

Entre los destinos fuera del país más solicitados figuraron Río de Janeiro, Buenos Aires y Lima. En tanto, Santiago, Iquique y Puerto Montt conformaron el "top 3" nacional.

Otro aspecto que salió a la luz tras el primer semestre fue que las ventas en comercio, turismo y entretenimiento por internet subieron un 26,2%. Esto, según la Cámara Nacional de Comercio (CNC).

entre mayo y junio se realizó el 31% del total de compras de viajes durante el primer semestre de 2016.

Ingredientes (Para 2 personas)

- 6 locos desconchados, apaleados y limpios

-4 papas cocidas

-1 cebolla

-¼ atado de cilantro

-1 huevo

-½ cucharada de mostaza

-2 hojas de lechuga costina bien lavadas y secas

-aceite de maravilla, sal y jugo de limón

Poner los locos en una olla con un poco de sal y cubrir con agua fría. Hervir por 40 minutos o hasta que estén blandos. Dejar enfriar en la misma agua y reservar. Pelar la cebolla y picarla en cuadros muy pequeños, luego picar bien fino el cilantro. Mezclar ambas cosas, aliñar con sal, aceite y un poco de jugo de limón y reservar. En el vaso de una minipimer poner media cucharada de mostaza y un huevo. Agregar un poco de sal y 200 cc. de aceite. Batir con la minipimer hasta obtener la consistencia deseada de la mayonesa. Finalmente, poner en cada plato las hojas de lechuga y encima los locos enteros (tres por plato). A un lado, dos papas (cortadas en cubos) por cada plato más una buena porción de mayonesa y otra de salsa verde. Partir en dos un limón y poner cada mitad en un plato. Agregar una pizca de sal, un chorrito de aceite y otro de limón a cada plato y servir.

"Torbellino azul" es el nombre que sus descubridores acaban de otorgar a un nuevo tipo de llama encontrado, el cual está formado por remolinos de fuego que pueden generarse naturalmente cuando el aumento de calor y vientos rebeldes se combinan, para originar un tornado de llamas.

Estos remolinos de fuego están compuestos por una lumbre núcleo invisible que las rodea, girando sobre una columna de aire y pueden nacer espontáneamente en incendios forestales y urbanos.

La importancia de este descubrimiento radica en que debido a su eficiencia en ciertos tipos de quema -probada a través de un experimento- podría dar pie para adoptar formas más limpias de ignición de combustible, así como también ayudar en la limpieza de derrames de petróleo.

Sin embargo, el académico de la Universidad de Maryland, Michael Gollner, sostuvo que aún falta mucho por entender de este fuego antes de poder empezar a controlarlo y usarlo.

Entre 1985 y 2005 la población de abejas en Europa disminuyó en un 25%, según Greenpeace. En tanto, datos más recientes afirman que la población de distintas especies de abejorros han ido en declive, estando algunos en peligro de extinción. Como la razón de esto aún se desconoce, investigadores australianos tomaron la decisión de averiguarlo a través de un sofisticado experimento: equiparon a 10 mil abejas de Tasmania con microchips que miden la energía de su aleteo. Así, pueden enterarse si se encuentran o no con vida y de todos los movimientos que hacen.

Al mismo tiempo, las colmenas donde habitan las abejas elegidas fueron equipadas con mini computadores del tamaño de un sello postal, los cuales registran toda la actividad de los insectos dentro y fuera de las mismas.

La idea es saber cuántos insectos están dentro y fuera de la colmena en cada momento, sus tráficos, si cambian su conducta y por qué.