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  • Vino, pipeño, chicha y terremoto

    por álvaro peralta / @dontinto

    Por lo general se define a la combinación tricolor de blanco, azul y rojo como la gama cromática por excelencia de nuestras Fiestas Patrias. Mal que mal, esos tres colores están presentes en nuestra bandera y -por estos días- en una serie de diversos artículos. Claro, porque al emblema patrio (en todas las texturas, materiales, tamaños y lugares imaginables) hay que agregarle también guirnaldas de papel, volantines, poleras, tapices de asientos de auto y hasta chalecos para mascotas. Todo en tricolor.

    Sin embargo, me atrevería a decir que existe un cuarto color que se suma a los ya mencionados. Se trata del color del vino tinto y algunos otros derivados de la uva que acompañará prácticamente todas las celebraciones de estas fiestas. Porque como ya es tradición, y a pesar que también nos gusta mucho la cerveza y -qué decir- la piscola, todo indica que en festividades como las de este fin de semana las vides son las que mandan.

    Sobra decir que cuando hablamos de vino nos referimos al tinto, ese que acompaña tan bien la carne a la parrilla, los costillares aliñados, la marraqueta con pebre o un trozo de choripán. ¿Vino blanco en Fiestas Patrias? Difícil. Con suerte para acompañar unas almejas al matico en algún desayuno reponedor. Pero no mucho más que eso, porque el tinto es el que está siempre ahí, cerquita de las parrillas. Ahora bien, ya que estamos en este tema, vale la pena recomendar estas fechas para que los que quieran se animen a probar algunos de los buenos pipeños y vinos naturales en general que están llegando desde la zona del Itata. Vinos frescos, sin paso por barricas y que se beben casi como un jugo de frutas. Y muchos de éstos, si se toman algo fríos, mejoran aún más.

    Nada que ver con esos pipeños que históricamente han llegado a Santiago (algunos tintos, otros más blancos) y que siempre han sido entre dulzones y turbios. Sin embargo, aunque no son de mi predilección, hay que reconocer que se toman bastante durante todo el año. Y en septiembre, mucho más. Algo que influye bastante en el alza de la ingesta de pipeño es el popular terremoto, que durante el último lustro dejó de servirse exclusivamente en un puñado de tradicionales locales capitalinos y salió a conquistar -sobre todo a la juventud- en fondas y ramadas. Porque eso es el terremoto: vino pipeño, helado de piña y un toque de otro licor que va entre el fernet, la granadina y -en algunos casos- pisco. Debo decir que no me agrada este brebaje. Pero de que se consume, se consume. Y mucho. De hecho, según me han comentado algunos experimentados fonderos, el terremoto hace rato que ha desplazado a la chicha, que históricamente tenía sus peaks de consumo en septiembre y que ahora anda de capa caída. ¿Qué tal?

    Como sea. Con vino, pipeños buenos -o de los otros-, terremoto o chicha; está claro que este fin de semana la sed no se pasará. Ahora, si el martes llega a amanecer con mucho stock de vino tinto y carne, acá va una receta para aprovechar todo eso.

    "¿Vino blanco en Fiestas Patrias? Difícil. Con suerte para acompañar unas almejas al matico en algún desayuno."


    Para descongelar la carne

    Si compró carne con antelación para estas fiestas y la quiere descongelar hágalo de inmediato. Pero hágalo bien. Es decir, saque la carne del congelador y póngala en el área de las verduras del refrigerador. Le tomará entre 24 y 36 horas pero quedará mucho mejor que si lo hace a temperatura ambiente.

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