Javiera González R.

Contrario a la sensación placentera o de satisfacción que se genera tras una relación sexual, hay quienes experimentan disforia postcoital, una afección que se caracteriza por un estado de angustia o de tristeza que incluso puede llegar al llanto.

Tanto hombres como mujeres pueden percibirlo, sin embargo, según un estudio desarrollado por la Universidad de Queensland de Australia, una de cada tres mujeres lo padecen, indicando que es más común en ellas.

En cuanto a la sospecha de padecer esta afección, la psicóloga y sexóloga Valeria Rosales de la Asociación Chilena de Protección de la Familia (Aprofa) indicó a hoyxhoy que es importante distinguir la frecuencia con que ocurre para poder determinar un diagnóstico, pues "cuando se vuelve recurrente y comienza a afectar negativamente a una persona, es importante consultar a un especialista, pero si pasa una o dos veces no es necesario."

Diversas pueden ser las causas que inducen a esta sensación. Hay quienes la atribuyen a factores biológicos debido a la liberación de hormonas o la disminución de la actividad de la amígdala tras el orgasmo, sin embargo la tristeza sucede inmediatamente tras el acto sexual, sin haber -necesariamente- experimentado un orgasmo, es por esto que la especialista pone énfasis en el área psicológica: "Se puede deber a varias situaciones: la falta de comunicación sexual en la pareja, historias o experiencias pasadas, una crianza aprehensiva, o arrepentimientos. En general se puede relacionar con algo individual, de la historia y experiencias de vida o algo relacionado directamente con la persona con quien se tuvo la relación sexual".

Esta sensación suele desencadenar problemas de pareja, puesto que quien siente la angustia no sabe cómo explicarla, mientras que quien la presencia, no sabe cómo entenderla y tiende a sentirse culpable por lo que le está sucediendo a la otra persona. Ante esto Rosales recomendó conversar con la pareja, pues "si uno de los miembros de la pareja llora o presenta angustia hay que trabajarlo, porque la otra persona también se puede ver afectada pensando en "qué pasó, por qué ahora está llorando, qué hice mal" y empieza a haber un circulo vicioso negativo entre ambos".

Entre las alternativas para solucionar el problema se encuentra la terapia psicológica, la que "consiste en indagar en las causas, identificar cuáles son las emociones, sensaciones, pensamientos que vienen después de la relación sexual que llevan a esta angustia y se trabajan las creencias de las personas, las emociones negativas que presentan y también la relación de pareja tanto cotidiana como sexual" indicó la psicóloga. En cuanto a tratamiento psiquiátrico, la especialista indicó que "claramente si este tema empieza a englobar la vida, no se trataría de disforia postcoital, sino que de depresión y se debería recurrir a medicamentos y terapia psicológica".

"Si este tema empieza a englobar la vida, no se trataría de disforia postcoital, sino que de depresión.

valeria rosales, aprofa"

la disforia se relaciona con todas las sensaciones negativas que no suele producir el acto sexual.

solo unos minutos dura la sensación de angustia que caracteriza a la disforia postcoital.

Natividad Espinoza R.

A estas alturas del año se tiene una idea más bien clara de cómo los niños terminarán el período escolar, por lo que una parte de las madres comienza a ver que las notas de sus hijos son insuficientes para pasar de curso. ¿Qué hacer frente a esta situación?

La directora de la Escuela de Psicología de la U. del Pacífico, Carmen Gutiérrez, aconsejó no retar, castigar o hacer al niño sentir fracasado o culpable de lo que está pasando, optando en cambio por buscar datos para descubrir la causa de la situación.

"Los aprendizajes esperados por año escolar están vinculados con las etapas del desarrollo, del pensamiento, la inteligencia emocional y la madurez. Es decir, hay cierto correlato entre la edad del niño y los logros que debiera demostrar a nivel cognitivo, intelectual, social, emocional y moral. Entonces, si un niño reprueba un año podría pensarse que hay un área que está menos lograda de lo esperado a su edad", explicó la experta.

Tomando en cuenta esto, la pregunta que hay que hacerse es cuál es el área que está costando, para poder empezar a trabajar en ella. En este punto, la profesional precisó que "un área no lograda no significa un problema irreversible sino todo lo contrario. Mientras menor sea el niño es más fácil remediarlo".

Consultada sobre si conviene hacer de todo para que el niño pase, Gutiérrez dijo que "vale la pena que el niño haga el máximo esfuerzo posible, pero planteándole que lo importante es el esfuerzo, no que salve el año. A veces, repetir un año es lo mejor que le puede pasar".

Por su parte, el académico del Programa Equipo de Psicología y Educación (EPE) de la U. de Chile, Sebastián Vidal, agregó que no hay que olvidar evaluar las características del recinto educativo. "En algunos casos el cambio a una escuela que se adapte mejor a las necesidades y características del estudiante puede ser una mejor medida que repetir de curso", afirmó.

Finalmente, Vidal recordó que las causas de una repitencia no siempre tienen que ver con el desarrollo, sino también con problemas familiares, pérdidas o dificultades de adaptación, por ejemplo.