• Desafíos para el gobierno municipal

    Raúl Perry, jefe de programas de la fundación san carlos de Maipo

    Un profesor, en la universidad, nos hablaba del "Síndrome de Alicia", como aquella ausencia de objetivos que no nos permitía tener logros. Él aludía al momento en que Alicia, perdida en el país de las maravillas, se encontraba con el gato de Cheshire. Ella, angustiada, le pedía ayuda y orientación acerca de qué camino elegir. El gato le pregunta "¿adónde vas?", ella responde "no lo sé", a lo que el gato concluye "si no sabes a dónde vas, cualquier camino te sirve".

    Culminó el ejercicio democrático que permitió elegir a alcaldes y concejales. Aun cuando es el 6 de diciembre el momento en que los nuevos ediles asumirán sus funciones, podemos escuchar ya las declaraciones de los alcaldes electos manifestando sus intenciones de reformar la gestión de sus antecesores. Este momento de nuevos aires, de renovación o de reinicio es una estupenda oportunidad para repasar qué es lo que como país podemos pedirle a nuestros alcaldes en prevención y cuidado de la infancia.

    La preocupación por el bienestar de niños y niñas debe ser parte de un enfoque territorial de política pública. Según la encuesta Casen 2015, el 69,8% de los hogares en situación de pobreza cuenta con menores de 17 años, en comparación con el 45,1% de los hogares no pobres. Si tomamos en cuenta los indicadores de pobreza multidimensional, uno de cada cuatro niños en Chile nace en pobreza. La vulnerabilidad tiene cara de niño y nos demanda decisiones que tomen en cuenta sus necesidades y carencias.

    La Fundación San Carlos de Maipo propuso 22 medidas por la infancia, que pueden servir a las nuevas autoridades territoriales como guía para implementar. Entre las que son de directo resorte de la autoridad comunal y de la comunidad organizada, podemos mencionar el construir redes comunales que apoyen en la reducción de factores de riesgo de deserción escolar; la eliminación de microbasurales que generan entornos degradados y que afectan la construcción de la buena convivencia, el deporte y la recreación. Asimismo, el aumento de la calidad y competencias de técnicos y profesionales que trabajan en salas cuna o que están al cuidado de la primera infancia; el desarrollo de programas locales que ayuden a mejorar las habilidades parentales de padres o adultos responsables para fortalecer vínculos con los niños y niñas a cargo; abrir los colegios como centros de promoción y protección una vez que termine la jornada como mecanismo para reducir los factores de riesgo asociados a estar sin la supervisión de un adulto responsable.

    Los cuatro años que vienen pueden ser un paso adelante en la conformación de un país que se preocupa de fondo y seriamente por sus niños y niñas, es responsabilidad de todos que así sea.

    "La preocupación por el bienestar de los niños y niñas de nuestro país debe ser parte de un enfoque territorial de política pública."

  • Un ex niño prodigio

    Por Paulina Flores

    Pedro Paz. Estudió piano desde los 11 a los 16 años. Sus padres no tenían formación musical, pero un profesor del colegio los convenció de que su hijo tenía un oído excepcional: "Era un reemplazante, se llamaba Gonzalo Martínez, y en una clase que nos pasó instrumentos de verdad, yo pude sacar algunas melodías de la nada. Casi se volvió loco y empezó a decir que era un niño prodigio. Pidió una reunión con mis papás, y como ellos no sabían bien qué hacer le preguntaron si él podía darme clases". Estuvo con Gonzalo los primeros meses, aprendiendo lo básico, luego, él mismo le consiguió a otro profesor mejor: "Al principio tenía clases dos veces por semana, luego pasaron a 4 y en la media me cambiaron a un colegio artístico, así que prácticamente estaba estudiando todo los días. Era muy duro. Al principio sólo se trataba de poder tocar bien, es decir, no fallar en las notas, pero después tenías que interpretar cada canción, o sea, sentirla, vivir las emociones que estabas tocando y eso es agotador, a mí me costaba mucho, y pensaba que era un problema mío no poder sentir la música, que era mi culpa por ser muy frío, o no tener corazón o algo así. Tampoco quería decepcionar a mis padres o a mis profesores. Al final sentía mucha presión y por las noches no podía dormir".

    En tercero medio decidió dejar el piano y dedicarse a preparar la PSU para estudiar una carrera convencional: Psicología. "Un día, tocando la Sonata con variaciones de Beethoven, paré en seco y le dije al profesor: 'No puedo'. Sin esperar respuesta, me paré y me fui de la sala. No me arrepiento y hoy día todavía toco, pero como hobby".

    "Un día paré en seco y le dije al profesor: 'No puedo'. Sin esperar respuesta, me paré y me fui de la sala

    pedro paz"

    Envía historias y comentarios a: historiasciudadanas@hoyxhoy.cl

  • Libertad para enseñar en Chile

    ¿Qué pensaríamos si el Gobierno prohibiese todos los diarios que no publiquen las noticias que no desee que sean conocidas? Ciertamente, una propuesta así sería calificada negativamente, sin embargo, eso es lo que el Gobierno está haciendo con la educación. Por aquello, el pasado sábado, familias y apoderados volvieron a manifestarse en la vía pública exigiendo el derecho a elegir la educación de los suyos. Para nada curioso resulta que el Gobierno se haya mostrado muy receptivo a las múltiples demandas de las calles. Pero pareciera ser sordo respecto a las que hacen relación a la libertad de enseñanza. A las ansias de control se suma la arrogancia y soberbia de algunos tomadores de decisión, los cuales pretenden saber qué es lo que le conviene al resto de las personas.

    Iván M. Garay Pagliai


    No más olas de calor en Santiago

    Señor director: algunos cuentos comienzan con un rayo de sol despertando agradablemente a una persona. Relajadamente se estira en su cama, quizás hace algún ruido o gruñido y comienza el día con ganas. Hoy eso no pasa. El sol que despierta es desagradable. Casi 20 grados a las 10 de la mañana lo único que hacen es que el que se levante sea mi mal humor. Estoy cansado de tanta ola de calor ¿Por qué no viene una ola de verdad? Vivo en Toro Mazote, en una casa antigua cerca de la Alameda. Salir no me llama la atención. Sólo construcciones, autos, contaminación y mucho ruido. Ah, y calor. Mi única solución es mantener la ventana abierta y saludar a todos los que pasan fuera de mi casa, lo que con el calor, me está aburriendo. Tengo 76 años y espero que cuando hagan 39 grados de calor, ya no esté aquí precisamente cocinándome.

    Evaristo Martínez

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24