T.M.L.

"La fruta tiene entre sus componentes azúcar, que puede ser fructosa o sacarosa -o ambas- y eso es un combustible que le permite al cerebro usar su capacidad cognitiva. (...) Pero para ver un beneficio evolutivo tendrían que pasar 10 mil millones de años o más para ver si una u otra fruta está generando un cambio", así lo aseguró Paolo Castro, director nacional del Colegio de Nutricionistas de Chile respecto a un nuevo estudio de la Universidad de Nueva York. En la indagación, dada a conocer ayer, se aseguró que la fruta pudo haber ayudado de manera sustancial al desarrollo de los seres humanos.

La investigación, que fue publicada en la revista Nature Ecology & Evolution (Naturaleza, Ecología y Evolución), analizó los alimentos básicos de más de 140 especies de primates y asumió que sus dietas no han cambiado demasiado a lo largo de la evolución reciente.

Según la investigación, los animales que se alimentan de frutas tienen cerebros, aproximadamente, un 25% más grandes que los que comen hojas. "Así es como conseguimos estos enormes cerebros", dijo el autor del estudio, Alex Decasien.

Teorías anteriores

Los resultados de la indagación cuestionan la teoría que prevalece desde mediados de los noventa y que dice que los cerebros más grandes de monos, simios y seres humanos se desarrollaron para hacer frente a las complejas maniobras sociales necesarias para vivir exitosamente en un grupo (Teoría del Cerebro Social).

Decasien aseguró que los desafíos de vivir en un grupo podrían haber sido parte de volverse más inteligentes, pero no se halló una conexión entre la complejidad de la vida social de los primates con el tamaño de su materia gris.

El descubrimiento generó diversas reacciones en el mundo científico. Una de ellas vino de Chris Venditti, investigador de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña, quien escribió un comentario sobre la indagación y que fue publicado en la misma revista: "Tengo confianza de que su estudio reenfocará y le dará un nuevo vigor a la investigación que busca explicar la complejidad cognitiva en primates y otros mamíferos".

Beneficios

Según Castro, al menos, entre frutas y verduras se deben comer 400 gramos al día, "ojalá sea más y de manera cruda", agregó. También recordó que "las frutas entregan vitaminas, minerales y fibra".

"(Con el azúcar de la fruta) sentimos menos estrés a la hora de desarrollar nuestras capacidades cognitivas.

paolo castro, colegio de nutricionistas"

25% más grandes son los cerebros de los primates que se alimentan de frutas.

Valeria Barahona

Gracias al limpio cielo que cubre al Desierto de Atacama, donde está ubicado el Observatorio Paranal, un grupo de investigadores del Reino Unido concentrados en los choques entre galaxias, descubrieron que los agujeros negros no solo son capaces de consumir materia, sino que también pueden crear nuevos astros.

Con la potencia del VLT -Telescopio Muy Grande, en español -del Observatorio Europeo Austral (ESO), los académicos estudiaban las colisiones entre las galaxias IRAS F23128 y 5919, movimientos detectados a unos 600 millones de años luz de la Tierra, cuando al enfocar los chorros de material originados cerca de un agujero negro en el centro de una de las galaxias, encontraron a estrellas naciendo dentro de ellos.

expulsión de gases

Estos torrentes son generados por la enorme cantidad de energía proveniente de los centros galácticos, donde -en la mayoría de los casos -se ubican agujeros negros, que al "tragar" materia, calientan el gas a su alrededor y lo expulsan de la galaxia en forma de espesos y potentes vientos.

"Durante un tiempo los astrónomos han pensado que las condiciones que se dan en el interior de estos chorros podrían ser adecuadas para la formación de estrellas, pero nadie había podido ver este fenómeno en acción porque es algo muy difícil de observar", explicó Roberto Maiolino, astrofísico de la U. de Cambridge, quien trabaja en el Norte Grande. "Nuestros resultados son emocionantes porque muestran, inequívocamente, que se crean estrellas dentro de estos chorros", agregó.

Brillo particular

La radiación de las estrellas jóvenes genera que las nubes de gas cercanas brillen de un modo particular, por lo que se determinó que los astros de IRAS F23128 y 5919 tienen menos de unas pocas decenas de millones de años, junto con ser más calientes y más brillantes que las estrellas formadas en entornos menos extremos, como el disco galáctico. El hallazgo permite mejorar la comprensión de la astrofísica, sobre cómo adquieren sus formas las galaxias (espirales o elípticas) o cómo se enriquece el espacio intergaláctico.