• Pentavillanos y Supergajardos

    el pais intimo

    ¿Los de Penta son mafiosos o es una exageración de la Fiscalía? Escuché a alguien susurrar esa pregunta, no sin algo de pudor. Como si fuera un criminal, dijo aquello que habita en las cabezas de muchos de manera marginal, por que no se puede andar diciendo así no más: "Mmm esa vez que hice una boleta trucha", "¿Y esa sociedad de papel que le firmé a mi padre?", "Me hicieron ese descuento, zafándose del IVA", "¿Si yo pago todos mis impuestos es porque soy bueno, o por que soy pobre y no tengo contador, o porque soy hueón?".

    Lo que no se reconoce es que tal como lo afirma el fiscal Carlos Gajardo, vivimos en una cultura de la evasión. Aunque no los exculpe, todos sabemos que no se trata sólo de Penta. Pero hacemos como que no lo supiéramos, y nos gusta -sobre todo en los tiempos de los inquisidores de Twitter- construir la realidad en formato performático. Sí, tal cual: un show con guión, héroes, villanos y tragedia.

    Blancos y negros

    En las historias sobre la vida, a diferencia de la vida, los personajes y sus intenciones no tienen matices. Están los malos y sus secuaces; y por otro lado los buenos y héroes. En este caso, los emperadores del poder antojadizo y representantes del mal son "Los Carlos" -Lavín y Délano. Ya que de el ex subsecretario Pablo Wagner y todos el resto de políticos zalameros, se logra ver que en su condición de sodomizados por Penta, ocupan en el drama un lugar de segundones. Y uno quiere ver caer al general, al malo verdadero, ese que no se somete a nadie.

    En este caso, los héroes son los abogados. Quienes han pasado a ser una especie de rockstar. Más temprano que tarde, seguro estará Gajardo en un estelar o en los rankings de los matinales de los hombres más guapos. Porque el héroe es ese sujeto idealizado, que al salvar a la ciudadanía adquiere el rango de galán.

    El que urde la trama

    Entre los buenos y los malos, siempre hay un personaje muy relevante en las historias: el histérico, el que crea la intriga. Ese que porta una verdad, y que da y quita a su antojo. Por eso todos lo necesitan y le temen a la vez. Generalmente es la minusválida de telenovela ochentera, esa que tiene que revelar algo, pero puede perder la consciencia en cualquier momento. Sabrán que me refiero a Hugo Bravo. Quien está representando perfectamente su papel, apareciendo con la mirada perdida, y sosteniéndose de otros para andar. Bravo, Hugo.

    Por último, estamos nosotros, los espectadores. Gozando de voyeristas con esta historia. Haciendo que creemos en buenos, malos; ubicándonos por supuesto del lado del bien. Como que ahora, ya no queremos ser empresarios; nos caen mejor los abogados, los encontramos sexis e interesantes.

    Y así, como en el cine, somos parte de una historia, sentimos cosas fuertes, pero bajo el resguardo que da el palco.

    Otra cosa es ser protagonista de un cuento. La vida humana es narrada como ficción, con todas las figuras retóricas que ello involucra, con exageraciones y totalitarismos. ¿Te ha pasado alguna vez verte envuelto en una historia -aún cuando los hechos son ciertos- en que no te reconoces en absoluto en como se está contando el cuento? Y uno siempre siente que su conducta tiene unas justificaciones, que la narración que circula, no ve.

    Como sea, cuando llegue el momento de la justicia -que por cierto, se trata más de tecnicismos legales que de un Superman de la ciudad- veremos que las penas no serán tan altas, al menos no proporcionales a toda esta puesta en escena. Y eso será leído en clave de tragedia griega.

    Gocemos de este drama mientras dure, lloremos cuando no tenga el final que queremos. Pero una vez cerrado el telón, preguntémonos en serio, cómo desarticular nuestra cultura de la evasión y egoísmo, del cual todos formamos parte.

  • Experto advierte que mochilas con ruedas también pueden lesionar

    Traumatólogo entregó recomendaciones para un buen uso del bolso escolar y aconsejó medidas para evitar futuros problemas en la salud de los niños.

    La mochila afecta directamente en la salud de los escolares. Es por esto, que los padres deben considerar varios aspectos a la hora de elegir la mochila correcta para sus hijos. Es importante tener en cuenta que la espalda es la zona más sensible del cuerpo de los niños y los problemas que se producen debido a la carga excesiva de peso, pueden ser graves. Jorge Cancino, kinesiólogo de columna del Hospital del Trabajador, explica que un niño no debería llevar una carga que exceda el 10% o 15% de su peso.

    Mochilas con ruedas

    El experto afirmó que la mochila con carro ayuda desde el punto de vista del transporte de la carga, pero al ser arrastrada se pueden producir deformaciones o alteraciones en el hombro y el codo.

    Un solo tirante

    El uso de bolsos con un tirante no es recomendable, porque generan peso en un solo lado del cuerpo, lo que puede provocar hipertrofias musculares, desarrollando solo un sector y provocando un desbalance. Además, la columna puede sufrir una desviación lateral, provocando una escoliosis.

    Tradicional (dos tirantes)

    Cancino la señaló como la mochila ideal. Con dos tirantes gruesos y acolchados, además de otro sector acolchado en la zona de la espalda. De preferencia debe tener un cinturón o una tercera correa que se abroche en la cintura, para así distribuir de mejor manera la carga. Ambas correas deben estar firmemente ajustadas, procurando mantener la mochila a unos cinco centímetros por sobre la cintura. De esta manera se evitarán los problemas de salud que se podrían producir en los niños.

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