• Barbie vs Playboy

    Dos grandes íconos de la cultura occidental se han derrumbado: Playboy y Barbie. La revista para chicos anunció hace pocos meses que colgará el colaless y le dará la espalda al desnudo para reinventarse editorialmente. Por su parte, la muñeca platinada le cederá espacio en los estantes de las jugueterías a una versión más real del cuerpo femenino: Barbie curvas, Barbie alta, Barbie petite.

    Ambas marcas hacen vuelcos arrojados de negocio por una razón similar, los números rojos en sus ventas a partir de los cambios culturales de las dos últimas décadas. La democratización de la información y de las voces históricamente aplastadas han sido un latigazo en ambos imperios. Comprar una revista para mirar imágenes de tetonas demasiado complacientes dejó de hacer sentido, tanto como comprarle a nuestras hijas la versión plástica de las mismas tetonas complacientes.

    Sin embargo, el vuelco en ambos productos tiene que ver con las razones justamente inversas. Playboy, por un lado, no puede combatir con el acceso gratuito al porno web con el que hoy juegan los adultos. Y por otro, tampoco son competitivos como representantes del porno light, frente a la irrupción del porno doméstico: ese que permite que hoy se encuentre a la antigua vedette en horario de matinal bajo el eufemismo de la notera sexy. Playboy claudica por que hoy sobreabunda -y a menor costo- la chica plástica moldeada desde la erótica masculina, justamente esa que la consumidora de Barbie no quiere más.

    Hoy las madres jóvenes están preocupadas de proteger a sus hijas de los estereotipos que históricamente han subyugado a las mujeres, estando Barbie en el ojo del huracán. A pesar de estar dispuestos a repensar su producto, los ejecutivos de Barbie, acusan tales críticas hacia su muñeca como injustas. Ya que desde hace ya varias décadas que han intentando presentar a la muñeca como una compañera de los tiempos. Alegan que salió a la venta Barbie doctora y Barbie astronauta en tiempos en que aún la mayor parte de las mujeres estaba obligada a la cocina. Y es cierto, sin embargo, hay algo de la rubia que nos cae mal. Y es quizás el origen de ésta, el que no se pueda borrar aunque se la vista de presidenta: Barbie es una copia de una muñeca alemana de los años 50 que se regalaba en las despedidas de solteros, una especie de muñeca inflable versión bolsillo. Es decir, lleva en su ADN la versión femenina de la tetona complaciente, complaciente con el deseo masculino, ese que nos transforma en objeto sexual. Y con eso las mujeres tenemos un huracán de conflictos, de ambivalencias que nos tironean a lo largo de nuestras vidas.

    Peleamos por ser sujetos de derecho, pero conocemos el camino corto de la búsqueda de amor y reconocimiento jugando a objeto de deseo de los otros, entendiendo que ahí hay una forma de poder, uno peligroso por cierto, que nos puede aplastar de vuelta.

    Quizás hoy más que nunca son tiempos en que esas turbulencias son más evidentes, y tal vez expliquen la contradicción de la caída de estas dos marcas. Porque por un lado, hay más chicas que nunca dispuestas a meterse cuchillo por ganar una mirada; y al mismo tiempo, nunca hubo tantas dispuestas a pelear por ser escuchadas como sujetos. Y posiblemente no sean dos bandos, sino que muchas seamos la misma: en la contradicción entre Playboy y la nueva Barbie.

  • Científicos explican que escribir a mano estimula la actividad cerebral

    Investigadores del campo de la neurociencia coinciden en la importancia de los manuscritos, especialmente en niños que están aprendiendo a leer.

    Una de cada tres personas no ha escrito a mano en los últimos tres meses, señala un estudio científico publicado ayer por la BBC. Las nuevas tecnologías como los computadores personales, teléfonos inteligentes y otros dispositivos móviles, han terminado por sumergir en el olvido al clásico manuscrito.

    Esto, a pesar de que las nuevas investigaciones en el campo de la neurociencia han concluido que la escritura digital, por sobre la manuscrita, "puede afectar el desarrollo del cerebro, sobre todo el de los niños que están aprendiendo a leer".

    Estructura cerebral

    En la última década, detalla el artículo de BBC, las investigaciones con imágenes cerebrales han ayudado a los neurocientíficos a entender que aprender habilidades como la escritura a mano y otras, como tocar un instrumento musical, podrían cambiar la estructura del cerebro. "Es un hecho bien conocido ahora que aprender a escribir con la mano, al mismo tiempo que aprender a leer facilita la lectura mediante el desarrollo de la motricidad fina", explica el profesor Stanislas Dehaene, director de la Unidad francesa de Neuroimagen Cognitiva. Así, lóbulos frontales, parietales, temporales y occipitales entran en acción sólo con el simple ejercicio de redactar a mano.

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