• El columnista de hoy

    La falla en la matriz de agua en Providencia apunta a un desafío más estructural en las ciudades chilenas. La pregunta que debemos contestar es la siguiente: ¿Es más eficaz planificar y gestionar la ciudad como un sistema integrado o como un conjunto de compartimientos autónomos?

    Aguas Andinas es una empresa parte de una multinacional Grupo Agbar, que administra una concesión otorgada por la Superintendencia Sanitaria. El Metro es una empresa S.A. de servicio de transporte. La Municipalidad de Providencia es una corporación autónoma. Es difícil coordinar una ciudad con tanta diversidad de instituciones, competencias, deberes y presiones (ciudadanos, accionistas, electores, contraloría): distintos maestros tocando distintas canciones. Sin embargo, es una preferencia. Es la elección de mantener una ciudad de las partes, a menudo de feudos donde hay poca coordinación y planificación estratégica y donde hay acusaciones mutuas de incapacidades e ineficiencias. El problema es que, para los ciudadanos, la ciudad se experimenta 'como un todo' en términos de la cotidianeidad de nuestras vidas: viaje, compra, trabajo, ocio, estudio, diversión, rezo, comida, etc. Es un tejido sin costuras.

    La rotura de la matriz demuestra la dimensión única de la ciudad. Afectó las vidas de cientos de miles de personas. Fue un problema o emergencia a la vez de agua, de movilidad, de tiempo, de costos, de responsabilidades, de organización familiar. A fin de cuentas, fue un problema o emergencia urbano, de todos y no de privados o instituciones autónomas. Es por estas razones -la comprensión de la ciudad como un bien común, un lugar donde todos vivimos juntos y revueltos- que se requiere una administración coordinada, capaz de planificar, promover y prevenir según las necesidades cambiantes de los santiaguinos.

    Una coordinación efectiva implica poseer las competencias para asegurar el intercambio de información y acciones mancomunadas. En distintas ciudades del mundo, hay una preferencia para una alcaldía mayor para asegurar esta coordinación y/o empresas públicas integradas a cargo de toda la infraestructura básica de la ciudad y el transporte. Por supuesto, con estas alternativas no hay garantías. Sin embargo, a lo menos no hay ninguna duda sobre quién debería haber planificado y prevenido, quién es responsable y quién está al servicio de quién. Tal vez vale la pena recordar que son los ciudadanos en su conjunto quienes financian a las autoridades públicas, el agua y el transporte. Es nuestra ciudad. No hay espacio para una ciudad de feudos o señoríos desconectados y descoordinados.

    "Es difícil coordinar una ciudad con tanta diversidad de instituciones, competencias, deberes y presiones.

    Ciudad sin costuras vs ciudad de feudos

    Jonathan Barton

    investigador del centro

    de desarrollo urbano sustentable uc

  • El ciudadano de hoy

    Por Paulina Flores

    Israel Beltrán. Ha recorrido todas la plazas centrales de Chile, con su bombo y platillos en la espalda. Hace poco que llegó a vivir a Santiago desde Cartagena, su ciudad natal. Su rutina comienza a las 10.00 horas, cuando se viste con su traje de tela, bolero y sombrero. La primera parada es la Plaza de Armas, luego sigue por Paseo Puente, Paseo Ahumada y Estación Central. Termina en Pio Nono, Bellavista, a eso de las 20.00 horas, y los viernes a las 23.00.

    Le gustó el chinchín desde niño: "A Cartagena llegaban hartos y siempre me llamó la atención eso de que fueran como hombres orquesta". A los cinco años conoció al maestro El Pepa, mítico chinchinero: "Siempre lo veía trabajar, una vez me acerqué y empezó a enseñarme".

    Al principio se mareaba dando las vueltas, y más de una vez perdió el equilibrio y se cayó. Pero hoy maneja las dos varillas a la perfección y pasa el pie entre la cuerda del hit hat: "Es costumbre, no es que yo practique, se hace cuando se hace y lo haces toda la vida, y así aprendes".

    Realiza su rutina acompañado de otro chinchinero y amigo suyo. Dura unos cinco minutos, si es que los carabineros no los interrumpen: "Guerreamos harto con los carabineros todos los días, hay que trabajar rápido o correrse, porque nos echan o nos llevan detenidos y nos quitan los bombos. No se dan cuenta de que esto es un arte que tiene que ver con nuestro patrimonio, y si siguen así, el Estado lo van a terminar matando".

    En unos años más le gustaría tener un organillo, "una casa, un hijo, lo que todos quieren, y seguir con la tradición de los chinchineros, que ojalá nunca se acabe".

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    "No se dan cuenta de que esto es un arte que tiene que ver con nuestro patrimonio.

    israel beltrán

    Un chinchinero que lucha por su arte

    nombre: israel beltrán | edad: 17 años | ocupación: chinchinero

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