• El tipo de grasas que se comen importa más que la cantidad

    Estudio de Harvard halló que las grasas trans tuvieron el impacto más adverso. Una ingesta alta se asoció con un 16% de mayor probabilidad de muerte prematura.

    Mabel González

    El consumo de grandes cantidades de grasas no saturadas se asocia con una menor mortalidad, según encontró un estudio realizado en la Universidad de Harvard.

    En la investigación, desarrollada a lo largo de tres décadas por la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, los científicos descubrieron que una alta ingesta de grasas saturadas y trans estuvo asociada con mayores tasas de mortalidad, en comparación con el consumo de la misma cantidad de calorías a través de carbohidratos.

    Más importante aún, un reemplazo de las grasas saturadas por grasas no saturadas confirió importantes beneficios para la salud. De esta forma, el estudio hace hincapié en los tipos de grasa que se consumen, en lugar de la cantidad total de grasa que se incluye en la dieta.

    El análisis sugiere que reemplazar grasas saturadas -como la mantequilla, la manteca y la grasa de las carnes rojas- por grasas insaturadas -como el aceite de oliva, la canola y el aceite de soya- puede entregar beneficios sustanciales para la salud y debería ser un mensaje clave en las guías alimentarias.

    "Ha habido una gran confusión en la comunidad biomédica y el público general en los últimos años acerca de los efectos en la salud de tipos específicos de grasa en la dieta", sostuvo Dong Wang, autor principal del paper, publicado en la revista JAMA Internal Medicine. "Este estudio documenta beneficios importantes de las grasas no saturadas, especialmente cuando reemplazan las grasas saturadas y las grasas trans", añadió.

    El análisis se basó en 126.233 participantes que formaron parte de dos estudios de largo aliento (32 años). Durante el seguimiento se documentaron 33.304 muertes.

    Después, los investigadores revisaron el vínculo entre los tipos de grasas en las dietas de los voluntarios y las muertes que se registraron durante el periodo del estudio. El equipo encontró que los distintos tipos de grasas en la dieta tuvieron diferentes asociaciones con la mortalidad.

    Las grasas trans tuvieron el impacto más adverso. Una ingesta alta de estos alimentos se asoció con un 16% de mayor probabilidad de muerte prematura. Un alto consumo de grasas saturadas también tuvo una relación con mayor riesgo de muerte.

    Por el contrario, la ingesta en altas cantidades de grasas insaturadas, tanto poliinsaturadas como monoinsaturadas, se asoció con hasta un 19% de menor mortalidad en general, en comparación con la ingesta de la misma cantidad de calorías a través de carbohidratos.

    En el caso de las grasas poliinsaturadas, tanto omega-6 -encontrado en la mayoría los aceites vegetales- como omega-3 -que se halla en el pescado y los aceites de soya y canola-, estuvieron asociadas con un menor riesgo de muerte prematura.

    grasas insaturadas Aceite de oliva, canola y aceite de soya, se encuentran en este conjunto.

    grasas saturadas Mantequilla, manteca y grasa de las carnes rojas, son parte de este grupo.

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