Leo Riquelme

El Arzobispado de Santiago reconoció ayer que el 2011 recibió la primera denuncia contra el presbítero Tito Rivera, ahora acusado de violar a un hombre en la Catedral. Fue a través de un correo electrónico y, según dijo la Iglesia Católica en un comunicado, la desestimó porque no logró ubicar al denunciante que revelaba un supuesto abuso de menores.

En marzo de 2015 llegó una nueva acusación, esta vez formal y por parte de un mayor de edad, con la que se inició una investigación canónica y tres meses más tarde se entregaron los antecedentes a la PDI. El 2016 se cerró la indagatoria y recién el 16 de agosto de 2018 se emitió el decreto sancionatorio.

Así, la Iglesia tardó siete años en castigar a Rivera desde que recibió la primera alerta de abusos. El castigo fue a 10 años de suspensión, con permiso para oficiar eucaristías privadas y acompañado de un mayor de 50 años. También se le prohibió reunirse y mantener contacto con jóvenes. Ello, a pesar de que el denunciante tenía unos 40 años al momento del ultraje.

La víctima, cuyo caso difundió radio Bío-Bío, denuncia que informó la violación al arzobispo Ricardo Ezzati, quien supuestamente le habría respondido con un abrazo y la entrega de $ 30 mil.

El Arzobispado dijo ayer que "iniciará una revisión exhaustiva para esclarecer todos los antecedentes", mientras que el secretario de la Conferencia Episcopal, Fernando Ramos, aseguró que tiene pocos elementos sobre lo sucedido, pues solo intervino en la investigación previa, pero calificó el caso como "impresentable, terrible, inaceptable. La pregunta que tenemos que hacer es cómo un sacerdote llegó a eso".

el denunciante Tenía 40 años y dice que Tito Rivera lo drogó y violó en la Catedral de Santiago el 2015.

a 10 años sin oficiar Eucaristía en público y alejarse de jóvenes lo condenó la Congregación para la Doctrina.