Un grupo de vecinos de Penco tiene un noventa por ciento de seguridad de que debajo del piso de las salas de clases de una escuela básica de la comuna de la Región del Biobío están enterrados los cuerpos de tres gobernadores de Chile. Estos serían los españoles Alonso de Ribera, Francisco de Villagra y Lope de Ulloa y Lemos. Estos pencones, liderados por su alcalde Víctor Hugo Figueroa, tienen entre ceja y ceja descubrir los sepulcros de estas tres máximas autoridades de Chile que murieron ostentando el cargo dado por el rey de España hace más de 400 años. De hecho, la mayoría de los peninsulares que estuvieron a cargo de estas tierras durante la Colonia, están enterrados en Europa. En Santiago, no hay ninguno.

De concretarse el hallazgo en la que fue la capital del Reino de Chile, explican los entusiastas, podría convertirse en el descubrimiento del siglo. Para los que no lo dimensionan, es como encontrar juntas las tumbas perdidas de tres ex presidentes de la república. Ésa es la magnitud. Lamentablemente, llegar y ponerse a romper el piso de una escuela no es así de simple como se pudiese pensar. Primero hay que ponerse en el caso de qué pasaría si no hubiese nada y segundo hay que asegurarse de que haya algo antes de ponerse a meter máquinas y, como muchas cosas en la vida, para eso hay que poner plata sobre la mesa.

De acuerdo a lo señalado por el alcalde Víctor Hugo Figueroa lo primero que habría que hacer es determinar, mediante modernas máquinas, la existencia de algo que no sólo sea tierra: llámese huesos, armaduras, espadas o cañones. Ese aparato, que funciona a modo de radar, existe, pero no está en el país, por lo que traerlo y hacerlo funcionar tiene un costo aproximado de seis millones de pesos. Explican que la máquina de sondajes puede emitir sonidos hasta 20 metros de profundidad y, de haber elementos más densos que la tierra, estas emisiones rebotan en ellos y generan una señal de alerta que puede ser analizada por el experto que guía el aparato. Este sistema, ya ha sido utilizado con éxito, para encontrar cadáveres desaparecidos, por diversas circunstancias, en el País Vasco y México. "Estamos frente a una tremenda posibilidad, la posibilidad de un fracaso, pero también de ganarnos una lotería", señala Figueroa, quien explica que de resultar positivos los sondajes, habría que conseguir, con el Gobierno Regional, los fondos para realizar una excavación profesional. "Sin embargo, acá en Penco hay gente que está en contra de este proyecto. Me dicen: "Hey alcalde, preocúpese más de los vivos que de los muertitos". Yo no lo entiendo", sostiene.

Un posible hallazgo

Hace un par de años, el alcalde, junto a importantes historiadores penquistas, descubrieron, mediante una exhaustiva investigación, que frente a la Plaza de Armas, justo en donde hoy se emplaza un establecimiento educacional (Heras con Penco), estaba la antigua Iglesia de San Francisco, sitio en donde eran sepultados los nobles españoles que vivieron en la tercera ciudad más antigua de Chile.

Dicha investigación ha dado también con los sitios en donde en esa época se encontraban la Catedral (Freire esquina Membrillar) y el Palacio del Gobernador (Penco con Freire). Estos sitios también recibirán los sondajes que serán llevados a cabo por el bioarquéologo mexicano Carlos Jacome.

Este profesional es el mismo que está a cargo de la identificación de los huesos que quedaron esparcidos en el cementerio municipal de Penco, después de que se derrumbara una de las estructuras que contenía los nichos. Jacome también ha participado, utilizando dicha máquina, en el hallazgo de cuerpos perdidos en el norte de España y en el sur de México. Hace muy poco este mismo sistema fue utilizado en España para dar con los restos de Miguel de Cervantes 400 años después de su fallecimiento. Esto sería lo que se utilizaría en Penco, además, precisamente, cuando el 2017 se cumplirán 400 años de la muerte del gobernador Alonso de Ribera.

Parte del estudio realizado por Figueroa, plasmado en el Libro de Oro de la Historia de Penco, plantea las razones de por qué hay tanta seguridad en la existencia de los cuerpos de los gobernadores bajo la escuela. En ese sentido, el alcalde manifiesta que no existe documentación que indica el lugar en donde habrían sido sepultados los cuerpos de los gobernadores, ni que sus restos hubiesen sido retirados de Penco. Lo que si se tiene claro es que en la iglesia de San Francisco se sepultaban los cuerpos de los aristócratas españoles. Otro hecho es que el mapa de Penco, realizado en 1712, coincide con la actual distribución de la ciudad. Las manzanas y las calles son las mismas de esa época. La única diferencia es la ubicación de la Plaza de Armas. Por ello es que revisando la ubicación actual, la iglesia de San Francisco estaba en el mismo sitio en donde hoy está la escuela. Desde ya, los permisos para realizar los sondajes se están gestionando. En el lugar en donde se encontraba el Palacio del Gobernador, hoy se encuentra un café. Sus dueños Cecilia Bravo y Luis Méndez, tienen el local de calle Penco 112, lo tienen adornado a modo colonial y ellos le comentan a sus clientes parte de la historia de la ciudad.

Existe entusiasmo entre parte de la comunidad para que se pueda realizar el trabajo. Para todos los pencones amantes de la historia, la figura del gobernador Alonso de Ribera es venerada casi como ídolo del fútbol. De hecho comentan que en 1615, el pirata holandés Joris van Spilbergen tomó la decisión de no atacar la ciudad debido a que sabía que las fuerzas de Ribera estaban al mando de la ciudad.