• Después del asado, lo mejor es el salpicón

    Aunque esta primavera está resultando ser particularmente fría y lluviosa, en esta época -cada vez que se dan las condiciones- prendemos la parrilla. Por lo general, los asados se hacen los fines de semana y en algunas ocasiones hay dueños de casa que albergan más de un asado entre sábado y domingo. De hecho, conozco a un muñeco que entre viernes en la noche y domingo se manda -por lo bajo- cuatro eventos en su quincho (que tiene hasta ducha). Claro está que nada de malo tiene tirar tanta carne a la parrilla. Sin embargo, hay algo que algunas veces sucede y puede llegar a convertirse en un problema. Nos referimos a la carne (ya asada) que sobra. Porque claro, si se hace un solo asado y más bien pequeño, las sobras son pocas. Pero si hacen varios y multitudinarios, los pedazos de carne ya cocinados pueden abundar. ¿Qué hacer en estas situaciones? Afortunadamente, hay alternativas.

    Algo que suele venirse a la mente de la gente cuando se ve enfrentada a tener mucha carne asada sobrante es preparar un ajiaco. Es decir, esa sopa que utiliza las ya mencionadas sobras más papas, huevos y algunos aliños. Y la verdad es que funciona bastante bien, sobre todo para los bajones que vienen en esos asados que se extienden hasta altas horas de la madrugada. Otra ocasión en que el ajiaco anda muy bien es cuando el parrilleo se alarga tanto que los comensales alojan en el lugar del evento y amanecen -además de trasnochados y mal dormidos- con una caña de aquellas. En ese momento esta preparación no es solo agradecida, sino que también solicitada y -en casos extremos- hasta exigida. Otra opción para aprovechar esa carne que quedó en la parrilla es sacarla de ahí antes que se reseque y -al otro día o esa misma noche bien tarde- cortarla en finísimas lonjas, entibiarlas en una plancha caliente y luego ponerlas dentro de una marraqueta tibia, con algo de pebre o tomate sobrantes también del asado o, mejor aún, con un poco de palta recién molida y algo de ají verde picado fino con una pizca de sal y aceite de oliva.

    Pero ojo, una tercera opción para no quedarse con las sobras del asado es el salpicón. Y debemos decir que es la que más nos gusta. Primero, porque cuando un asado es bueno, la parrilla se mantiene andando hasta que los comensales no tienen hambre. Por lo mismo, no es necesario hacerse de ajiacos ni sánguches para el bajón. Segundo, porque no solemos padecer de cañas extremadamente malas. Y tercero, porque al día siguiente de un asado siempre será más agradable comer algo fresco, aunque tenga carne. Y para eso, el salpicón es la preparación perfecta. Por todo esto, aquí les dejamos una receta fácil de hacer, ideal para reponer energías tras un día completo parrillando.

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