Hace casi diez años el malabarista chileno Sebastián González se hizo galácticamente conocido con sus piruetas en el videoclip "World Wide Suicide" de Pearl Jam. Fue el 22 de noviembre de 2005, antes del primer show de la banda de Seattle en Chile, cuando Eddie Vedder lo vio en la intersección de las calles Pedro de Valdivia Norte con avenida Santa María en Providencia. Ahí estaba Sebastián, como siempre, moviendo con notable destreza una bola de cristal. A través de una productora, Vedder lo llevó a los camarines del estadio San Carlos de Apoquindo, le explicó lo que quería y ahí se registraron las proezas de Sebastián. Eso, por supuesto, lo convirtió en una especie de fetiche de todos los fanáticos criollos de Pearl Jam.

Su espacio en la ciudad

Hasta el año 2009, Sebastián era punto fijo en esa esquina de Providencia. Ahí se ganó la vida por varios años, entreteniendo a los conductores que siempre esperan ansiosos la luz verde del semáforo. A cambio, Sebastián pedía alguna moneda solidaria como retribución a sus piruetas. Pero un día indeterminado hace seis años, se esfumó. Se le perdió la pista y nadie supo más de él. Se transformó en leyenda. ¿Qué fue de Sebastián González?

Nueva vida

Después de cruzar datos y bombardear con correos a varias personas, Sebastián por fin apareció. Y lo hizo al otro lado del mundo, a 11.245,97 kilómetros de distancia de Santiago en la ciudad de Toulouse, al sur de Francia.

"Me vine hace seis años. Fue una decisión profesional... ¿Cómo explicarlo? Lo hice considerando el trabajo que hago. Vine a Europa a trabajar. Tenía muchas más posibilidades de las que se me presentaban en Chile o América del Sur. Venirme a Francia fue una buena posibilidad para aprender, para inspirarme, para descubrir cosas nuevas y ver qué estaba más a la vanguardia", cuenta Sebastián González (con acento afrancesado) al otro lado del teléfono a hoyxhoy.

Sebastián, se van a cumplir 10 años desde que grabaste el clip con Pearl Jam... Ahora vuelven por cuarta vez a Chile...

¿En serio? Ufff... pasa rápido el tiempo. Esa fue una bonita anécdota en mi vida. Pero siempre lo tomé así, como una anécdota. Lo viví como algo surrealista. Tuve la suerte... bueno, no es suerte. No creo en la suerte, pero me llevaron con ellos. Sin ser gran fanático de Pearl Jam, me preguntaba "¿En serio me está pasando esto a mí o hay una cámara escondida?" Me acuerdo que esa vez muchos periodistas me empezaron a contactar. Fueron muy invasivos y yo no quise hablar. Al final, le respondí a algunos para que dejaran de molestar...

¿Qué recuerdas de esa experiencia?

Me acuerdo que les gustó lo que yo hacía y me llevaron. En camarines los saludé, fueron muy amables. Era gente sencilla y no tenían parada de rockstars. Compartí más con Eddie Vedder. Fue muy amable conmigo. Me explicaron lo que querían. Estaban re locos jaja, no sé si ya habían fumado algo pero se les ocurrió que la bola de contacto que yo manipulaba era como la Tierra, siempre en un equilibrio precario a punto de caer pero que nunca cae y la canción quería demostrar eso.

¿Te pagaron bien?

Al final de la grabación, me pasaron un sobre con plata. No lo abrí porque asumí que estaban pagando bien lo que yo había hecho. Pero sí... Sin dar cifras me pagaron muy bien. Valorizaron bien lo que vale este trabajo. Yo no les exigí nada. Si me pagaban o no, la experiencia ya era simpática. Hablando con Eddie Vedder, me parecía que había mucha sinceridad en lo que proponían y les creí. Era como estar conversando con un amigo en cualquier contexto.

¿Y te sirvió esa experiencia en tu vida para todo lo que vino después?

Como te decía antes, fue una anécdota. Fue algo que tomé porque lo entendí así. Fue algo simpático, algo agradable y no le quise dar más importancia que eso. A mí no me gusta apoyarme en el oportunismo, eso no va conmigo. No está bien que yo lo diga, pero creo que es la mejor forma de explicarlo.

¿Y te gustó el resultado? Imagino que has visto varias veces el videoclip...

¡Sí, muchas! Tenía curiosidad por lo que opinara la gente. Había muchos a los que sí les gustó, a otros no mucho. Algunos lo vieron desde una perspectiva más romántica y celebraban que fuese un chileno el protagonista...

¿Te han reconocido en la calle por el video?

En Chile, varias veces, acá no tanto. Sí me ha pasado que conversando cuento la experiencia y me dicen "¿En serio? ¿Eres tú el del video?" y se impresionan mucho y era divertido.

¿Qué estás haciendo actualmente?

Sigo trabajando en los malabares, tengo mi compañía, me presento con mis espectáculos en sala y en la calle que me gusta mucho. También estoy estudiando Filosofía en la Universidad Toulouse.

¿Regresarás a Chile?

Iría a ver a mi familia, aunque mis papás ya me avisaron que vendrán ellos así que eso me alivia. A ellos los extraño, pero más allá de eso, creo que me adapté a este país y a muchas cosas que en Chile no tendría. Sin querer menospreciar, es una realidad.