Diego Gotelli C.

En un 68% aumentaron las denuncias por posibles falencias en los jardines infantiles y salas cunas de la Región Metropolitana durante el último año.

Si en el 2016 las acusaciones recibidas en la Superintendencia de Educación fueron 411, el 2017 se elevaron a 692, mientras que sólo en el primer trimestre de este año ya iban 139, totalizando así más de mil reclamos en tres años.

De acuerdo con los datos entregados por el organismo a hoyxhoy, las principales denuncias recibidas son por maltrato a párvulos; que el local o infraestructura del establecimiento educacional no cumple con la normativa; y accidentes en su interior.

Por ello, ayer el superintendente Sebastián Izquierdo anunció un programa de fiscalización masiva a los establecimientos parvularios del país, que contempla el monitoreo de 2.073 jardines infantiles y salas cunas en la capital, tanto los dependientes de la Junji como los de la red Integra y particulares.

"Vamos a revisar que cumplan con todo lo necesario para asegurar la calidad desde la primera infancia. Resguardaremos los derechos y los deberes de todos los actores de las comunidades educativas", afirmó la autoridad.

La inspección incluirá la revisión que el personal cuente con títulos, contratos y que se respete la proporción por número de niños, además de la existencia de reglamento de buen trato y protocolo en casos de maltratos o abusos.

A su vez, se fiscalizará que el personal no esté en el registro de inhabilitados para trabajar con niños y se revisarán sus antecedentes. También se inspeccionarán los requisitos de higiene y alimentación.

''La Superintendencia va a revisar y hacer recomendaciones, con una mirada de mejoramiento de estándar, para que los padres puedan estar tranquilos cuando mandan a sus niños a los jardines", dijo el ministro Gerardo Varela.

El 2013 se impulsó una ley que traspasa la función de fiscalizar a la Superintendencia. Sin embargo, desde la entidad afirmaron que hasta ahora la inspección la hacía la Junji.

692 denuncias se realizaron el año pasado por posibles falencias a nivel parvulario en la capital.

la supervisión revisará que el plantel no tenga inhabilidades y la existencia de protocolos por abuso.

Por Paulina Flores

Óscar Rivera. Estudió periodismo, pero al poco tiempo de trabajar en medios de comunicación se cambió a estudiar una pedagogía para hacer clases en colegios: "Siempre quise ser profesor. De chico jugaba a hacerle clase a los peluches de mis hermanas, pero era muy tímido con las personas de carne y hueso, pensaba que jamás podría hacerme cargo de tantos seres humanos y el periodismo me ayudó a tener más personalidad".

Trabaja en el mismo colegio de San Miguel hace 4 años y como todas las vacaciones de invierno, ahora ya tiene planes para recorrer un lugar de Chile: "Desde que empecé a ganar un poco más empecé a viajar. Porque me da para ahorrar para un futuro proyecto de departamento propio, y otro poco para viajar. Empecé a hacerlo con un compañero de trabajo. Fuimos a Magallanes una semana y se me abrió un nuevo mundo. Porque yo creía que viajar era muy caro, pero es que ahora hay un montón de posibilidades. Los hostales son maravillosos. Por un lado porque son muy baratos y cómodos, y además permiten ahorrar en comida porque uno se puede cocinar en los espacios disponibles del lugar. Por otro lado, uno puede conocer a gente de todo el mundo. He conocido a coreanos, alemanes, rusos, chinos, europeos, de todo. Es impresionante y muy bello que personas que vienen desde tan lejos quiera conocer tu país. Ahí uno se da cuenta de lo hermoso que es Chile. Con muchos de ellos todavía tengo contacto por Facebook y ya me tienen invitados a varios países. He recorrido el extremo sur y el extremo norte. Ahora viajo solo y este invierno voy por segunda vez a San Pedro para escapar del frío santiaguino".

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