• "Sólo dos de 10 euros que recolecta el Vaticano se van a beneficencia"

    El periodista que ha destapado los escándalos financieros que golpean a Roma, Gianluigi Nuzzi, dice que la Iglesia Católica tiene actitud de "niño rico", pero confía en la limpieza que impulsa Francisco.

    "Soy cristiano, creyente y estoy viviendo algunas dudas como católico", responde desde Roma a hoyxhoy Gianluigi Nuzzi, autor de varios libros que han remecido a la Iglesia Católica por sus revelaciones sobre el manejo de las finanzas del Vaticano, y que han derivado en procesamientos y detenciones de varios obispos. El último se llama Vía Crucis y su epígrafe es decidor: "Los grandes enemigos de Francisco están dentro".

    "Pero no creo que la fe se ha puesto en entredicho ni escribiendo ni leyendo mis libros sobre el Vaticano", agrega el investigador, que en su último trabajo describe la lujosa vida de los cardenales, los robos, estafas, problemas con las pensiones, espionajes y amenazas, escenario que, según él, causaron la inédita renuncia del Papa Benedicto XVI y que están siendo combatidos con fuerzas por el argentino Jorge Bergoglio.

    Antes de investigar las platas del Vaticano, ¿se imaginaba que el escándalo financiero tuviera tal alcance?

    No imaginaba que el Vaticano decidiera arrestar a algunas personas. Es una medida extrema (…) que jamás había adoptado en la historia reciente si no fuera por difusión de documentos reservados. El problema es que estos documentos no dan cuenta de secretos inviolables, secretos de Estado, como por ejemplo cuestiones que conciernan a la seguridad del pontífice, pero sí cuestiona privilegios, malas gestiones del dinero, que es lo mismo que combate el Papa Francisco (…)

    ¿Las irregularidades y desbalances son tan grandes como parecen?

    Las irregularidades existen y muchas, pero sería un error generalizar. Decir que todo el Vaticano es corrupto, que no sabe administrar el dinero de los fieles, está cruzado por batallas de grupos de poder. Existen irregularidades, existen personas que gozan de confianza mal correspondida con situaciones que en el 2012-2013 estaban por precipitarse hacia un déficit estructural de todo el Vaticano, como fue sostenido por auditores internacionales pagados por la propia santa sede para vigilar la situación. Por un siglo completo, la curia romana fue guiada con escaso profesionalismo, intereses e ilegalidad, las que no venían siendo perseguidas con la debida fuerza.

    ¿Cuál de todos los derroches que descubrió llamó más su atención?

    La mala gestión del dinero, ciertamente. Saber que el patrimonio inmobiliario, realizado con las inversiones de las licitaciones y obtenido también con los legados patrimoniales, rinde apenas el 25% de lo que se podría obtener... deja sin palabras. Pensar que los fieles de Bergoglio descubren otros 800 millones (de euros) de fondos extracontables suscita preocupación. Y qué decir del Óvalo de San Pedro, donde sólo dos de cada 10 euros recolectados terminaba en beneficencia con un valor específico que tiene un saldo de 400 millones de euros.

    ¿Crees que las irregularidades financieras son recientes o vienen de varios papados atrás?

    La obra de limpieza comenzó cuando las irregularidades de la era de Karol Wojtyla (Juan Pablo II) eran muchísimas, con dinero de la mafia y lavados de la corrupción, la banca interna del Vaticano; pero con (Joseph) Ratzinger (Benedicto XVI) se inició una limpieza mayor: a él le debemos las primeras condenas y campañas contra la pedofilia de la Iglesia y los primeros pasos por la transparencia financiera. Hoy estamos en un momento de transición. Francisco quiere cambiar también la mentalidad y se requiere tiempo.

    De los Papas recientes, ¿hay alguno que haya sido más irresponsable en la fiscalización que otros?

    Seguramente Juan Pablo II, que era muy poderoso en la esfera política, con el fin de explotar todas aquellas contradicciones del comunismo y de los países aliados de la URSS, pero cerrando los ojos a que los banqueros ligados a la mafia ítalo americana reciclaban al IOR, la banca interna del Vaticano. Durante su pontificado, aquel instituto de crédito recicló los peores dineros del 1900. Con Wojtyla y también con Ratzinger tuvimos de los pontífices que siempre reinaron, dejando la acción del gobierno a su secretario de Estado. Hoy con Francisco tenemos un Papa que no sólo reina, sino que también gobierna. Y exige las razones de los gastos por inmuebles, mantenciones y adquisiciones. Incluso se exige sobre lo que entra en las muchas tiendas presentes en el Vaticano -que en dos años ha desaparecido bienes de 1,2 millones de euros- con la misión de la Iglesia.

    Según recuerda en su libro, Francisco habló de acti- tud de "nuevo rico". ¿Qué tan nuevo es este rico, dado lo milenario de la Iglesia Católica?

    Francisco predica una Iglesia pobre, como única Iglesia creíble, mientras otros personajes desprejuiciados como el arzobispo Paul Casimir Marcinkus -frente a estas visiones franciscanas- replicaba sosteniendo que "no se administra la Iglesia con el Ave María". Creo que es una cuestión no sólo de reglas, sino que también de transparencia, de terminar con aquella mundanidad y aquella ambición humana de poder, para recordar las palabras de Benedicto XVI que señalaban los escándalos como una realidad de la Iglesia en el mundo, que hace tantísimas obras de bien y se ocupa del bien de los individuos y de la colectividad. Esta es una realidad que estos malhechores ensucian.

    ¿Y terminó Francisco de realizar la "limpieza" que prometió efectuar?

    Estamos a la mitad de camino.

    ¿Le ha traído problemas personales esta publicación?

    No estoy convencido de que cualquier periodista no se hubiera dado cuenta de estos escándalos, que nada tienen relación con el evangelio. El deber de cada periodista es dar a conocer los delitos, no esconderlos.

    Los escándalos sexuales y financieros, ¿pueden llegar a convertirse en un golpe del que la Iglesia Católica no se recupere jamás?

    No, porque está la firme voluntad de cambiar, de terminar con ciertos vicios, ciertas debilidades y ciertas acciones de pocos que arriesgan y comprometen la credibilidad de todos.

    Por último, ¿qué consejo le daría a un católico que entrega algo de dinero cuando va a misa pensando que con ello va a ayudar a los pobres?

    Pedir siempre que le informen cómo es invertido su dinero, en qué acciones, en qué obras. Sólo sabiendo exactamente cómo es gastado el dinero de los fieles ellos mismos aumentarán sus aportes.

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