• Las urgencias en el norte agobian a los médicos

    Tragedia en Copiapó tiene agotados a los profesionales que piden refuerzos. Nortinos llegan descompensados, con infartos y otros males. En tanto, los veterinarios chequean los cuadros respiratorios y digestivos que afectan a las mascotas. El barro es tal, que les cuesta hasta desplazarse.

    Los damnificados del norte tienen el corazón compungido. Saben que la tragedia que hasta ahora ha dejado decenas de fallecidos y cientos de desaparecidos será una batalla que deberán enfrentar por varios meses más y que sólo con su esfuerzo y la ayuda de voluntarios podrán salir adelante.

    La labor no ha sido fácil, porque a la catástrofe ambiental y material también se le suma la salud.

    Carlos Moya, médico especialista en Urgenciología y encargado del servicio de Urgencia del Hospital de Copiapó, cuenta que han llegado pacientes con numerosos males, por lo que ha debido pedir refuerzos.

    "Partimos con una situación extremedamente crítica en la que no disponíamos de médicos porque todos estaban con problemas de inundación y luego de barro. De tal manera, no había médicos para hacer turnos acá y yo tuve que estar 72 horas porque los pacientes llegaban y llegaban. Entonces, como encargado de la catástrofe, traje colegas de Valparaíso, becados de la especialidad, para que me apoyaran porque soy el único urgenciólogo de la III Región", narra.

    "Urgenciólogos"

    Moya reitera que era muy importante que los médicos enviados fueran urgenciólogos, que son los más indicados para estas emergencias. "Al hospital han llegado pacientes politraumatizados, por trauma y hasta un electrocutado que estaba muy grave por meterse a ayudar y toparse con los cables de alta tensión. Entonces por estas situaciones yo di la voz de alarma que necesitaba especialistas de urgencia, no médicos generales. La respuesta fue inmediata, me ayudaron y afortunadamente tengo continuidad hasta por lo menos tres semanas", apunta optimista.

    El equipo está compuesto por once médicos, que apenas descansan. "Dos están en Vallenar, otros dos en los lugares más críticos, como Tierra Amarilla y Paipote y que están haciendo diagnóstico situacional y dando la primera atención para luego derivar los pacientes acá a Copiapó, donde estamos ocho médicos con turnos de 12 horas de día y de noche y con relevo cada 72 horas", detalla el especialista.

    Como es de esperar, todos están exhaustos pero muy comprometidos porque la salud de los damnificados ha empeorado en los últimos días. "El tema morbilidad intrahospitalaria, es decir, la referencia del hospital, está controlada, pero lo que está predominando son las patologías crónicas extremadamente descompensadas. Pacientes con patologías respiratorias llegan a morirse acá y no llegan como una alternativa de hospitalizarse y ponerse oxígeno. Llegan prácticamente muertos", agrega.

    Pacientes coronarios

    Y también se suman los coronarios. "Esto llama la atención porque llegan muchos con infarto al corazón. De hecho, hace poco tuvimos una señora muy joven que tuvo una muerte súbita y que afortunadamente salió en 10 minutos con las técnicas de reanimación que le aplicamos con otro colega", relata el urgenciólogo.

    Ante este panorama, se están preparando para una eventual emergencia sanitaria. "Eso es esperable. Además estamos ofreciendo diálisis las 24 horas y todo se suma a los colegas que están reventados. Estamos trabajando pero se requiere alto número de especialistas porque en este tiempo predominan los pacientes extremedamente graves, que llegan o muertos, en paro o para morirse. Sabemos que va a llegar un momento en que van a prevalecer las patologías banales como diarreas, enfermedades respiratorias, así que en eso estamos", afirma Moya.

    Las mascotas

    Pero no sólo las personas están sufriendo. Los animales también se han visto afectados y es por eso que un grupo de profesionales encabezados por Pablo Salah, director del hospital veterinario Santo Tomás (UST) Viña del Mar, viajó a Copiapó para rescatarlos y darles atención.

    "Al llegar, fuimos al refugio de mascotas que está en la parte alta de Copiapó y en donde había 30 animales afectados con cuadros respiratorios, digestivos y con mucho barro encima. Esto los tiene muy estresados por el peso que esto les significa y a un perro incluso tuvimos que cortarle el pelo porque tenía 8 kilos de barro encima", explica Salah.

    A él lo acompañan Soledad Hinojosa y los alumnos de último año Sofía Leniz, Jimena Fernández y Nicolás Zilleruelo. Todos han estado en la plaza de Copiapó y en Paipote. "Nos complica un poco la movilización porque tenemos una camioneta 4x4 pero no es suficiente", apunta Salah.

    Los veterinarios llevaron consigo insumos médicos y medicamentos, pero aún así están requiriendo más ayuda. "La situación acá es bastante crítica, muchos perros y gatos estresados, por eso esperamos aportar lo que más podamos", agrega.

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